Normas
para la obtención de la perfección espiritual
Muhammad
Husaîn Tabãtabãi‘
Para
ser capaz de avanzar en este sendero espiritual, el viajero espiritual necesita
elegir como preceptor (guía espiritual) a algún hombre justo. Ese preceptor
debe haber alcanzado el estadio de la morada permanente en Dios, después de
disipar su ego. Debería ser plenamente consciente de todos los puntos que
resultan tanto ventajosos como desventajosos para el viajero espiritual, y
debería ser capaz de encargarse de la preparación y guía de otros viajeros
espirituales. Además, también resulta necesario para el viajero espiritual el
recuerdo de Dios y suplicarle con humildad.
Junto
a ello, para ser capaz de atravesar todas las etapas del sendero espiritual con
éxito, es necesario que observe ciertas normas.
1)
Renuncia a las costumbres, usos y formalidades sociales.
Significa
refrenarse de todas esas formalidades que se refieren a simples costumbres o
estilos de vida que son un impedimento en el camino del viajero espiritual, de
quien se requiere que viva entre la gente pero llevando una vida simple y
equilibrada. Algunas personas quedan absorbidas en las formalidades sociales,
observándolas minuciosamente, con el objeto de mantener cierta posición en la
sociedad mundanal, con el consiguiente peligro de permitirse prácticas dañinas
e inservibles que no producen más que pesares e inconvenientes. Gente así da
preferencia a tratos innecesarios y no a las necesidades importantes y reales.
El criterio que tienen para juzgar lo que es apropiado o inapropiado es la
aprobación o desaprobación del común de la gente. No tienen ninguna opinión
propia y siguen simplemente la tendencia general.
En
el otro extremo de esta posición, hay personas que llevan una vida aislada e
ignoran todas las normas sociales, privándose así de todos los beneficios
sociales. No se mezclan con otra gente y pasan a ser conocidos como cínicos. El
viajero espiritual, para el logro de su objetivo, debería seguir la vía o
camino intermedio. Tendría que mezclarse con la gente en una proporción
correcta, es decir, ni muy poco ni demasiado. No importa si se ve distinto de
otras personas debido a su conducta social. No debería seguir a otros y no
debería dar importancia a las críticas que se le hagan por esto. Dice
Dios:...que luchará por Dios y que no temerá la censura de nadie...(sûrah Al
Mã’idah -La Mesa Servida-, 5:54). Esto significa que el creyente auténtico
adhiere a lo que considera correcto. Como principio, se puede decir que el
viajero espiritual debería sopesar cada cuestión seriamente y no debería seguir
los deseos u opiniones de otra gente ciegamente.
2)
Determinación.
Tan
pronto como el viajero espiritual comienza sus ejercicios espirituales, está
confinado a enfrentar muchos sucesos desagradables. Es criticado por sus amigos
y familiares que se interesan solamente en sus propios deseos egoístas y costumbres
sociales en boga. Lo ridiculizan y le buscan contradicciones con el objeto de
que cambie su comportamiento y se aparte de su objetivo. Cuando los demás
perciben que el estilo de vida y maneras de proceder del viajero espiritual se
hacen diferentes a las suyas, se sienten trastornados y buscan, por todos los
medios a su alcance, sacarlo de esa línea de acción escogida por medio de la
burla. De esa manera, en cada etapa de su viaje espiritual el devoto tiene que
enfrentar nuevas dificultades que las resolverá solamente a través de la
determinación, la perseverancia, la fuerza de voluntad y la confianza en Dios.
Que los creyentes confíen en Dios (sûrah Al ‘Imrãn, 3:122).
3)
Moderación.
Es
uno de esos principios importantes que el viajero debe seguir, porque algo de
negligencia en ese sentido no sólo traba su progreso sino que a menudo, por el
descuido de este principio, puede cansarse del viaje espiritual. Al comienzo el
viajero puede mostrar mucho celo y fervor. Al promediar el viaje puede ver
manifestaciones maravillosas de la luz divina y en consecuencia puede decidir
pasar más tiempo en actos de adoración, ocupado en rezar y en otras expresiones
de esa búsqueda, pudiendo así intentar acometer todo acto bueno y obtener un
bocado de cada plato espiritual. Pero esta práctica no solamente no es
beneficiosa sino que en muchos casos resulta definidamente dañina. Bajo ese
tipo de presión puede hartarse, dejar el trabajo incompleto y dejar de
interesarse en los actos recomendables. Demasiado entusiasmo al inicio conduce
a muy poco interés al final. Por lo tanto el viajero espiritual no debería
descarriase por un ardor momentáneo y, teniendo en cuenta sus circunstancias
personales, cargar solamente con el peso que está seguro será capaz de soportar
para mantener de manera permanente el interés debido. Es preferible llevar
menos peso que cargar con más del necesario. Debería cumplir con los actos de
adoración cuando se encuentra realmente inclinado a ello y dejar de hacerlo
cuando su deseo por los mismos aún no se ha desvanecido por completo. Esta
acción se puede comparar a la de una persona que quiere comer algo. Primero
debería elegir el plato o menú que sea de su agrado y luego dejar de comer
antes que su estómago esté lleno. Este principio de moderación se deriva de esa
tradición según la cual el Imam Ja‘far as Sãdiq (P) dijo a ‘Abdul ‘Aziz
Qarãtisi: “‘Abdul ‘Aziz, la fe tiene diez grados, que como los escalones de una
escalera hay que subirlos uno a uno. Si encuentras a alguien un escalón debajo
de ti, atráelo hacia ti dulcemente y no lo cargues con lo que no puede
soportar, pues en ese caso lo quebrarás”.
Esta
tradición muestra que en principio los actos de adoración beneficiosos son
solamente los que se cumplen con celo y anhelo. El dicho del Imam Sãdiq (P),
“No te fuerces a la adoración”, tiene el mismo significado.
4)
Constancia.
Significa
que después de sentir el arrepentimiento por algo y pedir el perdón de Dios por
ello, el pecado no se debe volver a cometer. Todo juramento debe ser cumplido y
toda promesa hecha a un preceptor piadoso debe ser mantenida.
5)
Persistencia.
Antes
de explicar este punto es necesario hacer algunas observaciones. Los versículos
coránicos y los relatos religiosos muestran que todas las cosas que percibimos
por medio de nuestros sentidos, todo lo que hacemos y todo lo que existe u
ocurre, tiene una verdad correspondiente que trasciende este mundo material y
físico, la cual no se somete a ninguna limitación de tiempo o espacio. Cuando
esas verdades descienden a este mundo material asumen una forma palpable y
tangible. El Corán dice expresamente: No hay nada de que no dispongamos
Nosotros tesoros. Pero no lo hacemos bajar sino con arreglo a una medida
determinada (sûrah AlHiyr, 15:21). Este versículo significa esencialmente que todas
las cosas en este mundo han tenido una existencia libre de cálculo y dimensión
antes de su existencia material. Cuando Dios destina algo a este mundo
determina su medida, con lo que lo enviado se convierte en limitado: No ocurre
ninguna desgracia, ni en la tierra ni en vosotros mismos, que no esté en una
Escritura antes de que la ocasionemos. Es cosa fácil para Dios (sûrah AlHadîr
-El Hierro-, 57:22).
Como
la forma externa de todas las cosas está fijada y limitada y todas las cosas
están sometidas a los cambios característicos de la materia, como el
desfigurarse, todo lo que hay en este mundo es temporario y está sometido a la
descomposición o derrumbe. Dice Dios: Lo que vosotros tenéis se agota. En
cambio, lo que Dios tiene perdura.. (sûrah Al Nahl -Las Abejas-, 16:96). En
otras palabras, lo que perdura son esas verdades abstractas sin características
materiales, así como los tesoros que están con Dios, que son ilimitados.
Respecto a esto es pertinente la tradición aceptada por sunnitas y šî‘itas: “Nosotros,
los Profetas, hemos sido ordenados hablar a la gente de acuerdo a su capacidad
intelectual”. Esta tradición se refiere a la descripción de las verdades, no a
su cantidad. Dice que los Profetas simplifican las verdades más elevadas y las
describen de una manera comprensible para sus interlocutores u oyentes. Al
haber sido encandilada la mente humana por el hechizo del mundo y ocuparse de
deseos fútiles, se ha vuelto embotada y torpe y no es capaz de comprender la
realidad de las verdades. Los Profetas pueden ser comparados a un hombre que
quiere explicar algunas verdades a los chicos. Naturalmente, tiene que
explicarlas de una manera que corresponda a la facultad de entendimiento y
observación de los niños. La misma regla se aplica a los Profetas, que son los
custodios de las enseñanzas divinas. A veces se describen las verdades
vivientes de una manera tal que parecen inertes, mientras que de hecho, incluso
los ritos externos como los rezos, la peregrinación, el zakat, el jums, ordenar
lo que es correcto y prohibir lo que es malo, son todas verdades conscientes y
vivientes.
Viajero
espiritual es quien por medio de recorrer un camino y realizar ejercicios
espirituales, busca purificar su alma y el intelecto de todas las impurezas,
para ser capaz de observar las verdades más elevadas por la gracia de Dios, en
esta misma vida y en este mismo mundo. Sucede a menudo que el devoto ve la
ablución y los rezos en su forma real y siente que desde el punto de vista de
la percepción y la conciencia su forma real es mil veces mejor que su forma
física.
Los
relatos que nos han llegado de los Imames (P) muestran que los actos de
adoración aparecerán el Día de la Resurrección en sus formas apropiadas y
hablarán a los seres humanos. Incluso en el Corán se ha mencionado que los
oídos, los ojos y demás órganos hablarán ese día. De la misma manera, las
mezquitas, que parecen estar constituidas (solamente) de ladrillos y argamasa,
tienen una vida y una realidad consciente. Es por eso que algunos relatos dicen
que el Día del Juicio las mezquitas y el Sagrado Corán presentarán querellas
ante su Señor.
Un
día un gnóstico estaba acostado en la cama. Al moverse de un lado para el otro
sintió un chillido que provenía del piso, la razón de lo cual no pudo
comprender de inmediato. Después pudo saber, por sí mismo o porque alguien se
lo indicó, que el suelo gritaba o chillaba porque se separaba de él (cada vez
que se daba vuelta en el lecho).
Después
de estas observaciones preliminares podemos dirigirnos a nuestro punto
principal. Por medio de prácticas continuas el viajero espiritual imprime en su
mente una figura abstracta de cada acto de adoración que cumple, de modo que su
práctica pueda volverse un hábito permanente. Debería cumplir cada acción una y
otra vez y no abandonarla hasta empezar a deleitarse en su cumplimiento. El
viajero no puede capturar el aspecto angelical permanente de una acción a menos
que continúe cumpliéndola por un tiempo realmente largo, de modo que su
impresión sobre la mente se pueda convertir en indeleble. Para esto debería
elegir una acción coherente con su inclinación y aptitud para poder seguir
cumpliéndola, porque si la misma se abandona prematuramente no sólo se
extinguirán sus buenos efectos sino que también comenzaría a operarse una
reacción. En tanto que una acción buena es luminosa, la reacción a su abandono
involucra obscuridad y mal. El hecho es que “con Dios no hay nada que no sea
bueno, y todos los males, equivocaciones y errores son atribuibles a nosotros”.
Por lo tanto el ser humano es responsable de todas las faltas y defectos: “Mi
Señor, el mal no puede ser atribuido a Ti”. Esto muestra que el favor de Dios
es común a todos. No es una prerrogativa de una clase en particular. La
infinita misericordia de Dios es para todos los seres humanos, ya sean musulmanes,
judíos, cristianos, zoroastrianos o idólatras. Pero ciertos seres humanos,
debido a sus malas acciones, desarrollan ciertas características que les hacen
infelices, por lo cual la misericordia de Dios a unos hace felices y a otros
angustiados.
6)
Meditación.
Esto
significa que el viajero espiritual no debe olvidar en ningún momento su deber
y sujetarse siempre a la decisión tomada.
La
meditación o contemplación es muy basta en su significado y su sentido difiere
de acuerdo al grado y etapa del viaje espiritual. Al comienzo significa
refrenarse de todos los actos no provechosos en el mundo o en el más allá y
abstenerse de hacer o decir algo mal visto por Dios. Gradualmente esta
meditación se vuelve más firme y más elevada. A veces significa concentración
en el silencio, en sí mismo o en una verdad elevada, es decir, en los nombres y
atributos de Dios. Los grados y clases de este tipo de meditación se
mencionarán después.
Aquí
se puede decir que la meditación es un factor importante en el viaje
espiritual. Los principales gnósticos han puesto un gran énfasis sobre esto y
lo han descrito como la piedra fundamental del viajero espiritual, sobre la
cual descansa el edificio del recuerdo de Dios. Sin meditación y recuerdo de
Dios probablemente no se produce ningún resultado positivo.
Para
un viajero espiritual la meditación es tan importante como para un paciente la
dieta prescrita por el médico, sin la cual las medicinas podrían ser ineficaces
e incluso producir efectos contrarios. A esto se debe que la mayoría de los
sobresalientes guías espirituales no permiten ninguna liturgia o recuerdo de
Dios sin meditación.
7)
Verificación.
Significa
que todos los días el viajero espiritual debería tener un tiempo determinado
para verificar y evaluar lo que ha hecho durante las veinticuatro horas
anteriores. La idea de esta verificación se ha derivado de lo dicho por el Imam
Musa ibn Ya'far (P): “El que no se pide cuenta a sí mismo una vez por día, no
es de los nuestros”. Si al evaluarse el viajero espiritual encuentra que no ha
cumplido con su deber, debería buscar el perdón de Dios. Y si comprueba que ha
cumplido con su deber en todo sentido, debería agradecérselo a Dios.
8)
Reprobación.
Si
el viajero espiritual encuentra que es culpable de alguna equivocación o error,
debería tomar alguna acción apropiada en censura o castigo a sí mismo.
9)
Apresuramiento.
Esto
significa que el viajero espiritual debería implementar prestamente la decisión
que ha tomado. Como probablemente tendrá que enfrentar muchos obstáculos en su
camino, debería ser vigilante y cuidadoso e intentar alcanzar su objetivo sin
pérdida de tiempo.
10)
Fe y Confianza.
El
viajero espiritual debe tener amor y fe implícita en el Santo Profeta (BPD) y
en sus sucesores justos (P)21. La confianza y seguridad completa son
especialmente necesarias en esta etapa. Cuanto más confianza, más permanentes
son los efectos de las buenas acciones.
Como
todas las cosas existentes son creación de Dios, el viajero espiritual debe
amarlas a todas y debería considerarlas de acuerdo al grado de su dignidad. Un
amante de Dios muestra afecto a todos los seres humanos y animales. De acuerdo
a la tradición, el afecto por la creación es parte de la fe en Dios. Otra
tradición dice: “Dios, de Ti busco Tu amor y el amor de quien Tú amas”.
11)
Observancia de las Normas de Veneración.
La
observancia de estas normas de comportamiento correcto hacia todo y hacia Sus
vicerregentes es distinta de la fe y confianza mencionadas antes. Aquí la
veneración significa ser cuidadoso, no excederse de los límites de uno y no
hacer nada que resulte incoherente con los requerimientos de la sujeción del
ser humano a Dios. Es esencial para el ser humano observar sus límites frente a
su Creador, la Existencia Esencial permanente. Esta veneración es un
requerimiento de este mundo de la pluralidad, mientras que la fe y el amor
llevan la atención natural al monoteísmo, la unicidad de Dios.
La
relación entre la fe y la veneración es como la que existe entre un acto
obligatorio y un acto prohibido. El devoto al cumplir un acto obligatorio mira
hacia Dios, y mientras se abstiene de un acto prohibido mira hacia sus propias
limitaciones por miedo a excederse. Veneración significa seguir un camino medio
entre el temor y la esperanza. No observar las normas de veneración indica
demasiada familiaridad, lo cual es extremadamente indeseable.
La
característica distintiva del fallecido Hãyi Mirza ‘Alî Ãga Qãzi era su alegría
y fe antes que el temor. Así sucedía con el también fallecidoHãyi Šaîj Muhammad
Bahãr. Por el contrario, el rasgo predominante deHãyi Mirza Yawãd Ãga Maliki
era el temor antes que la esperanza y el gozo, lo cual se reflejaba en sus
dichos. De acuerdo al lenguaje gnóstico, el que es dominado por la alegría o
gozo es llamado “borracho”, y el que es dominado por el temor es llamado
“glorificador” (de Dios). Lo mejor es adoptar un camino medio entre esos dos
extremos. En otras palabras, el devoto debería tener el grado más elevado de
ambas cualidades a la vez y al mismo tiempo. Este grado de excelencia se
encuentra solamente en los Imames (P).
En
resumen, el ser humano, que es una existencia posible, no debería olvidar sus
límites. Es por esto que el Imam Ya‘far as Sãdiq (P) acostumbraba a postrarse
en la tierra apenas alguien expresaba cualquier cosa extrema respecto a él.
Un
devoto totalmente respetuoso es aquel que considera siempre que está frente a
Dios y observa todas las normas de decoro y respeto mientras hace algo, como
sería hablar, estar callado, comer, beber, dormir, etc.. Si el devoto tiene
presente los nombres y los atributos de Dios, observará automáticamente todas
las normas de veneración y siempre será consciente de su sumisión.
12)
Intención.
Significa
que el viajero espiritual debería ser sincero y bien intencionado. El objetivo
de su viaje espiritual no debería ser otro más que desvanecerse en Dios. El
Corán expresa de distintas maneras el concepto de:Adora a Dios manteniendo la
adoración solamente para El. (Ver por ej. 36:60-67; 24:55)
Una
serie de relatos dicen que hay tres grados de intención. Se relata que el Imam
Sãdiq (P) ha dicho: “Hay tres tipos de adoradores. Están los que adoran a Dios
debido a que Le temen. Su adoración es la de los esclavos. Otros adoran a Dios
por consideración a la recompensa. Su adoración es la del asalariado. Hay otros
que adoran a Dios porque Le aman. Su adoración es la de las personas libres”.
En
una consideración profunda se presentan dos tipos de adoración. Una de ellas no
es para nada adoración en el sentido correcto, porque quienes cumplen ese tipo
de adoración en realidad se adoran a sí mismos. Están motivados por intereses
egoístas. Como los autoadoradores no pueden ser adoradores de Dios, se los
puede considerar incluso como una especie de incrédulos.
El
Corán ha descrito la adoración de Dios como la naturaleza del ser humano. Al
mismo tiempo ha negado la posibilidad de cualquier cambio en las cualidades
connaturales del ser humano. Profesa la religión como ‘hanif’, según la
naturaleza primigenia que Dios ha puesto en los hombres. No cabe alteración en
la creación de Dios. Esa es la religión verdadera. Pero la mayoría de los
hombres no saben (no conocen esta realidad) (sûrah Ar Rûm -Los Bizantinos-,
30:30).
Por
lo tanto un acto de adoración motivado por el egoísmo no es solamente una
desviación del sendero de la devoción a Dios, sino también una desviación del
sendero del monoteísmo, porque esos egoístas muestran no creer en la unidad de
Dios en Sus acciones y atributos ya que asocian alguna otra cosa con El. El
Corán ha proclamado en todos lados la unidad de Dios y ha negado la existencia
de alguien asociado a El. Los primeros dos grupos de adoradores mencionados
antes consideran que Dios es socio de ellos en sus objetivos y no se abstienen
de la idea de autoexaltación incluso cuando adoran a El. Persiguen un doble
objetivo, a lo cual se llama politeísmo. Y de acuerdo al Corán eso es una
ofensa imperdonable.
Dios
no perdona que se Le asocie. Pero perdona lo menos grave a quien El
quiere...(sûrah An Nisã’ -Las Mujeres- 4:48 y 116).
De
lo anterior queda claro que la adoración cumplida por los dos primeros grupos
no produce beneficios y no lleva al adorador más cerca de Dios.
En
cuanto al tercer grupo que adora a Dios en consideración del amor, su adoración
es la de las personas libres, y de acuerdo a un relato, la adoración más noble.
“Es una posición recóndita a la que solamente acceden los puros”. Amor
significa atracción, o en otras palabras, ser atraído por alguna persona o por
alguna verdad.
El
tercer grupo es de esos que aman a Dios y se inclinan hacia El. No tienen
ningún otro objetivo más que ser atraídos hacia El y obtener Su deleite. El
móvil de este grupo de personas es su Amado Auténtico e intentan avanzar hacia
El.
Algunos
relatos dicen que Dios debería ser adorado porque El merece ser adorado. Dios
es digno y merecedor de ser adorado debido a Sus atributos. En otras palabras,
El tiene que ser adorado porque es Dios.
Dice
el Imam ‘Alî (P): “Mi Señor, yo no Te adoro porque temo Tu infierno ni porque
quiero Tu paraíso. Te adoro porque Te encuentro digno de ser adorado. Tú mismo
me has guiado a Ti y me has llamado a Ti. Si no hubieses estado no habría
sabido lo que Tú eres”.
El
viajero espiritual avanza al comienzo con la ayuda del amor, pero después de
atravesar unas pocas etapas comprueba que el amor es distinto de lo querido.
Por lo tanto intenta renunciar al amor, el cual era su medio de progreso hasta
entonces, pero que podría convertirse en un obstáculo para seguir avanzando.
Ahora el viajero concentra toda su atención en aquél a Quien solamente adora
como el Amado. Al avanzar un poco más comprueba que, no obstante, su adoración
no está libre de la dualidad porque aún se considera a sí el amante y a Dios el
amado, en tanto es incoherente con la unidad absoluta de Dios pensar en un
amante de El. Por ende el viajero espiritual intenta olvidarse de ese amor de
modo de poder pasar al mundo de la unidad desde el mundo de la pluralidad. En
esta etapa pierde su voluntad y ya se desvanece su intención por una
personalidad distintiva.
Antes
de esta etapa el viajero espiritual estaba buscando la clarividencia, la
contemplación y la visión. Ahora se olvida de todo eso, porque al no tener
ninguna intención no puede tener deseo alguno. En este estado no se puede decir
si los ojos y el corazón del viajero espiritual funcionan o no. Ver o no ver,
conocer o no conocer, se vuelve todo impertinente, fuera de lugar.
Se
ha relatado que dijo Bãîazid Bistãmi: “Primero renuncié al mundo. Al día
siguiente renuncié al más allá. El día tercero renuncié a cualquier cosa que no
sea Dios. El día cuarto se me preguntó que quería, y dije: quiero lo que no
quiero”. Posiblemente tomando como guía este dicho la gente ha determinado las
siguientes cuatro etapas:
a)
Renuncia a este mundo; b) Renuncia al más allá; c) Renuncia al Señor; d)
Renuncia a la renuncia. Este es un punto que merece una consideración profunda
para ser comprendido apropiadamente. Es la etapa en que el viajero espiritual
renuncia a todos los deseos. Es un gran logro, pero resulta difícil llevarlo a
cabo porque incluso en esta etapa el viajero espiritual encuentra que su
corazón no está libre de todos los deseos e intenciones. Finalmente aspira a
obtener la perfección. No sirve para nada hacer un esfuerzo consciente por
sacarse de encima los deseos porque el mismo esfuerzo en sí involucra un deseo
y un objetivo.
Un
día hablé a mi maestro, Mirza ‘Alî Ãga Qãzi, acerca de esta cuestión, y le
pregunté cuál era la solución al problema. Dijo que podía resolverse adoptando
el método de la “quema”. El viajero espiritual debería darse cuenta que Dios lo
ha creado de tal manera que siempre debe tener algún tipo de deseos y
ambiciones. Esto es parte de su naturaleza innata. Intente lo que intente, no
puede eliminar todos esos deseos. Por lo tanto debería darse cuenta de su
impotencia y renunciar a todos los esfuerzos a ese efecto. En ese caso confiará
su caso a Dios. El sentimiento de impotencia no solamente lo purificará sino
que también quemará las raíces de todos los deseos. De todos modos, debe tener
presente que solamente el conocimiento teórico de este punto no es suficiente.
El viajero espiritual debe desarrollar un gusto real por ello. Si lo consigue,
puede sentirse más gratificado que cualquiera en el mundo.
Este
método es llamado así porque destruye quemando la misma voluntad e intención
existente, sacándola de raíz completamente.
El
Corán ha usado este método en una serie de ocasiones. Un ejemplo es el uso de
la expresión Divina: Somos de Dios y a El volvemos(sûrah Al Baqarah -La Vaca-,
2:156). Cualquiera que use este método encontrará que produce resultados de
manera rápida.
En
momentos de calamidades, desastres y desgracias, el ser humano se consuela a sí
mismo de distintas maneras. Por ejemplo, recuerda que la muerte y la desgracia
están destinadas a toda la humanidad. Pero Dios ha sugerido el método de la
“quema” como un atajo, prescribiendo la fórmula antes mencionada para que sea
pronunciada en tales ocasiones. Si el ser humano se da cuenta que todo lo que
posee y que considera de su pertenencia, son todas propiedades sobre las que
Dios posee un poder y autoridad total, para disponerlas como El desee y Le
plazca, se sentirá aliviado y no se afligirá por ninguna pérdida. El ser humano
debería saber que, realmente, no es propietario de nada. La apropiación que
hace de las cosas es solamente fenomenal. En realidad todas las cosas
pertenecen a Dios, Quien da lo que desea y toma lo que desea. Nadie tiene
derecho alguno a interferir en lo que El hace. El ser humano debería saber que
ha sido creado anhelante, ambicioso y menesteroso. Todo ello es parte de su
naturaleza innata. Por lo tanto, cuando el viajero espiritual se llena de
cualquier tipo de ansiedad durante su viaje espiritual, sospecha que no le es
posible liberarse totalmente de los deseos y que desvanecerse en Dios, que es
la base de la adoración del ser humano libre, resulta incoherente con sus
tendencias, prisioneras de la voluntad y el deseo. En estas circunstancias le
invade la confusión y se siente desamparado, impotente. Pero es este
sentimiento de desamparo el que borra su egoísmo, el cual es la base de la
voluntad y el deseo. Por lo tanto, después de pasar esta etapa, no queda
ninguna traza de voluntad y deseo. Es valioso comprender bien este punto.
13)
Silencio.
Hay
dos tipos de silencio: a) general y relativo; b) particular y absoluto.
Silencio
relativo significa refrenarse de hablar a la gente en exceso, limitándose a lo
absolutamente requerido. Este tipo de silencio es necesario para el viajero
espiritual en cada etapa. También es recomendable para otros. A este tipo de
silencio se refería el Imam Ya‘far as Sãdiq (P) cuando dijo: “Nuestros
seguidores son mudos”. En Misbãhuš Šarî‘ah se menciona un relato de acuerdo al
cual el Imam Ya‘far as Sãdiq (P) dijo: “El silencio es el camino de los amantes
de Dios porque a Dios le gusta. Corresponde al estilo de los Profetas y al
hábito de los elegidos”.
De
acuerdo a otro relato el Imam Ya‘far as Sãdiq (P) dijo: “El silencio es parte
de la sabiduría. Es un signo de toda virtud”.
El
silencio absoluto y particular significa evitar la conversación durante el
recuerdo verbal de Dios.
14)
Abstenerse de Comer o por lo menos Observar Frugalidad.
Se
recomienda esto a condición que no enturbie la compostura y paz mental. Dijo el
Imam Ya‘far as Sãdiq (P): “El creyente goza con el hambre, para quien es el
alimento del corazón y el alma”.
El
hambre ilumina el alma y la hace más resplandeciente, mientras que comer de más
lleva al embotamiento y al cansancio, lo que traba e impide remontarse al cielo
de la gnosis. El ayuno ha sido muy elogiado entre los actos de adoración. Una
serie de relatos respecto a la ascensión del Santo Profeta (BPD) a los Cielos
fueron mencionados en el “Iršad” de Daylami y en “Biharul Anwãr”, volumen II.
En los mismos al Santo Profeta (BPD) se lo nombra como Ahmad. Dichos relatos
subrayan los puntos benéficos del hambre, especialmente su efecto maravilloso
en relación con el viaje espiritual. Mi maestro, el fallecido ‘Alî Ãga Qãzi, relató
una vez una historia extraordinaria acerca del hambre. En resumen dijo:
“Durante los días de los Profetas anteriores, tres personas viajaban juntas. A
la caída de la noche resolvieron tomar tres direcciones distintas con el objeto
de buscar alimento y se pusieron de acuerdo para reunirse a la mañana siguiente
en un lugar determinado a una hora señalada. Una de ellas ya estaba invitada
por alguien. La segunda, fortuitamente, se transformó en huésped de otro
individuo. La tercera no tenía a donde ir, por lo que se planteó que iría a la
mezquita para ser huésped de Dios. Pasó la noche en la mezquita pero no pudo
conseguir nada de comida. A la mañana siguiente se reunieron en el lugar
acordado y cada uno relató lo que le aconteció. En ese momento el Profeta de la
época recibió una revelación que decía: Dile a Nuestro huésped que Nosotros
fuimos sus anfitriones la última noche y quisimos probarle con un alimento
espléndido y encontramos que no había ningún alimento mejor que el hambre”.
15)
Soledad.
También
hay dos tipos de soledad: general y particular. La soledad general significa no
mezclarse con otras personas, especialmente las ignorantes, y reunirse con
ellas solamente cuando es absolutamente necesario. Dice el Corán: Deja a
quienes toman su religión a juego y distracción y a quienes ha engañado la vida
de acá...(sûrah Al ’An‘ãm -Los Rebaños-, 6:70).
La
soledad particular significa mantenerse apartado de todos los seres humanos.
Este tipo de aislamiento es recomendable en el momento de cumplir cualquier
acto de adoración, pero para los gnósticos es considerado esencial en el
momento de verbalizar ciertas liturgias. En relación con esto, tienen que ser
observados los puntos que siguen.
Es
necesario que el viajero espiritual se mantenga apartado de las multitudes y de
los ruidos perturbadores. El lugar donde cumple los actos de adoración debe ser
limpio y legal. Incluso deben estar limpios las paredes y el cielo raso. El
lugar debería ser pequeño y preferiblemente dar cabida a una sola persona. Un
cuarto pequeño sin ningún mueble y ninguna decoración es beneficioso para la
concentración mental.
Un
hombre quería que Salmãn Farsi le diera permiso para construirle una casa, ya
que hasta entonces Salmãn no se la había edificado. No obstante, éste rechazó
dar ese permiso. El hombre le dijo: “Yo sé porqué no me das permiso”. Salmãn
dijo: “Di porqué”. Respondió el hombre: “Quieres que te construya una casa con
una amplitud en la que sólo tú tengas cabida”. Dijo Salmãn: “Sí, así es.
Correcto”. En consecuencia el hombre le construyó, con su permiso, una casa
pequeña.
16)
Desvelo.
Significa
que el viajero espiritual debe hacerse al hábito de levantarse antes de que
amanezca, lo antes posible de acuerdo a su capacidad (física). Hablando de los
que duermen al amanecer y de los que se mantienen despiertos en ese momento,
dice Dios: De noche dormían poco; al rayar el alba, pedían el perdón de Dios (
sûrah Adh Dhãraîãt -Los Que Aventan-, 51:17-18).
17)
Aseo continuado.
Significa
estar siempre puro ritualmente y practicar la ablución mayor los Viernes y en
todas las otras ocasiones en las cuales ha sido recomendada.
18)
Ejercer el Recato y la Humildad en los Grados Más Elevados.
También
incluye las lamentaciones y el llanto (motivados por el recuerdo de Dios).
19)
Abstención de Alimentos Sabrosos.
El
viajero espiritual debería abstenerse de comer platos sabrosos y debería
contentarse con poco alimento, lo absolutamente necesario para mantener la vida
y la energía.
20)
Secreto o Reserva.
Es
uno de los puntos más importantes a ser observado por un viajero espiritual.
Los grandes gnósticos lo han tenido especialmente en cuenta y han puesto un
gran énfasis sobre esto. Aconsejaban a sus alumnos mantener en secreto sus
ejercicios espirituales, sus visiones, etc.. Si no es posible la simulación
(taqiîah), se debe recurrir al equívoco (taûriîah). Si fuese necesario, los
ejercicios espirituales pueden ser abandonados por un tiempo para mantener el
secreto o reserva. “Intenta cumplimentar tus necesidades guardando reserva”.
Cuando acaecen sufrimientos y calamidades la simulación y la reserva hacen las
cosas más fáciles. Si el viajero espiritual enfrenta cualquier aflicción
debería seguir su camino pacientemente.
Buscad
ayuda en la paciencia y en el rezo. Sí, es algo difícil, pero no para los
humildes (sûrah Al Baqarah -La Vaca- 2:45).
En
este versículo la palabra “rezo” (salãt) ha sido usada en su sentido literal,
es decir, atención a Dios. En base a esto se puede inferir del versículo que la
paciencia en el recuerdo de Dios hace las penurias menos gravosas y prepara el
camino para el éxito. Es por esto que se observa que la gente a menudo se
vuelve extremadamente inquieta cuando se hace un leve corte en el dedo de la
mano, pero no teme para nada perder sus miembros u órganos en el campo de
batalla. De acuerdo a esta norma general, los Imames (P) han puesto gran
énfasis en la reserva o secreto, he incluso han considerado un pecado grave
abandonar la simulación.
El
Šaîj Sadûq ha citado en su libro At-Taûhîd que un día Abu Basir le preguntó al
Imam Ya‘far as Sãdiq (P) si era posible ver a Dios el Día de la Resurrección. Y
se lo preguntó porque los Ašã‘irah, los seguidores del Imam sunnita Abul Hasan
Aš‘ari, creen que todas las personas verán a Dios ese Día y en el Más Allá, lo
cual obviamente no es posible sin encarnación.Dios está por encima de lo que
dicen los malhechores. El Imam Sãdiq (P) dijo: “Es posible incluso ver a Dios
en este mundo, como Le viste ahora”. Abu Basir dijo: “Hijo del Profeta, permíteme
relatar este evento a otros”. El Imam (P) no se lo permitió y dijo: “No se lo
cuentes a otros, de lo contrario no serán capaces de comprender la verdad y se
extraviarán sin motivo alguno”.
21)
Preceptor y Guía Espiritual.
Los
preceptores también son de dos tipos: general y especial. El preceptor general
es aquel que no es responsable de guiar a ningún individuo en particular. La
gente busca su guía por considerarlo una persona experimentada e instruida.
Dice el Corán: Pregunta a esos que saben, si tú no sabes. Tales preceptores
pueden ser provechosos solamente al comienzo del viaje espiritual. Cuando el
viajero espiritual comienza a ver las manifestaciones de la gloria de la
esencia y los atributos de Dios, ya no necesita tener un preceptor general. El
preceptor especial es aquel acerca de quien existe una orden divina por la cual
se le ha asignado el trabajo de guía. Esa posición está reservada solamente al
Santo Profeta (BPD) y a sus sucesores justos (P). Su guía y compañía son
esenciales e indispensables no solamente en cada etapa del viaje espiritual,
sino incluso después que el viajero espiritual alcanzó su destino. La
naturaleza de esta compañía es esotérica, no física, porque la naturaleza real
del Imam (P) es la de la luminosidad de su estación, es decir, la autoridad que
se extiende sobre todas las personas y cosas del mundo. Aunque el cuerpo del
Imam (P) es también superior al cuerpo de cualquier otra persona, no obstante,
la fuente de su autoridad sobre el universo no reside allí. Para explicar este
punto se puede decir que cualquier cosa que sucede en el mundo tiene su fuente
en los nombres y atributos de Dios, y los mismos nombres y atributos Divinos
son también la esencia del Imam (P). Es por esto que los Imames (P) han dicho:
“Dios es conocido a través de nosotros y es adorado a través de nosotros”. Por
lo tanto se puede decir correctamente que toda etapa que atraviese el viajero
espiritual está cubierta por la luz del Imam (P), y que toda posición a la que
avance está controlada por el Imam (P). A lo largo de todo su viaje el viajero
espiritual goza de la compañía del Imam (P) y permanece relacionado con él.
Incluso después de alcanzar su destino necesita de la compañía del Imam (P)
porque es éste quien le enseña las normas que tienen que ser observadas en el
Mundo de la Divinidad. Por lo tanto la compañía del Imam (P) es esencial en
cada etapa del viaje espiritual. En relación con esto hay muchos puntos sutiles
que no se pueden explicar fácilmente. Pueden ser descubiertos por el viajero espiritual
a través de su propia experiencia.
Una
vez Muhîuddîn Ibn al-‘Arabi fue a ver a un guía espiritual y se le quejó que la
injusticia estaba creciendo y que los pecados eran excesivos. El guía
espiritual le aconsejó prestar atención a Dios. Poco días después fue a otro
guía espiritual y le presentó la misma queja. Este guía espiritual le dijo que
se preste atención a sí mismo. Ibn al-‘Arabi quedó muy turbado y empezó a
llorar. Preguntó a uno de los guías espirituales porqué las dos respuestas eran
tan distintas. El guía espiritual dijo: “Oh querido, la respuesta es una y la
misma. El (otro guía espiritual) atrajo tu atención sobre el compañero y yo
sobre el sendero”.
He
referido esta historia para mostrar que el viajar hacia Dios no se diferencia
para nada al hecho de arribar a la estación del Imam (P), mientras se pasa a
través de las etapas de los nombres y atributos Divinos. Ambas cosas no
solamente están muy próximas una a la otra sino que son casi idénticas. En esta
etapa no hay ningún concepto de dualidad. No hay más que la luz de la gloria de
una Existencia Singular, la cual se describe con distintas palabras. A veces se
expresa como los nombres y atributos Divinos y a veces como la esencia del Imam
(P) o su luminosidad.
Para
saber si un preceptor general es apropiado como tal, hay que observarlo
atentamente y tener contacto con él durante un tiempo considerable. Cosas
sobrenaturales como saber qué piensan otros, caminar sobre el agua o el fuego,
narrar sucesos del pasado o pronosticar el futuro, no son signos de que quien
hace eso es un favorecido por Dios. La realización de esas cosas se vuelven
posibles al comienzo de la visión espiritual, pero la etapa de la proximidad a
Dios está muy lejos aún. Nadie puede ser un preceptor en el sentido verdadero a
menos que y hasta que reciba la luz de la gloria de la esencia Divina. No es
suficiente recibir la luz de las manifestaciones de los nombres y atributos
Divinos.
Se
dice que el viajero espiritual está recibiendo la luz de las manifestaciones de
los atributos Divinos cuando siente que su conocimiento, autoridad y vida son
realmente el conocimiento, autoridad y vida (dados por Dios). En esta etapa,
cuando el viajero espiritual oye algo, percibe que Dios lo ha oído, y cuando ve
algo, percibe que Dios lo ha visto. Siente que solamente Dios es el Conocedor y
que el conocimiento de toda existencia es el conocimiento de Dios mismo.
Se
dice que el viajero espiritual está recibiendo la luz de la gloria de los
nombres Divinos cuando ve en sí mismo los atributos Divinos. Por ejemplo,
siente que Dios es el único Conocedor y que su conocimiento es también el de
Dios. O siente que la única existencia viviente es de Dios y que él mismo no
tiene vida sino que su vida realmente es la de Dios. En otras palabras, siente
intuitivamente que “no hay conocimiento, vida o existencia poderosa excepto
Dios”. Si un viajero espiritual recibe la luz de las manifestaciones de uno o
dos de los nombres Divinos, no significa que necesariamente debería recibir
también la luz de las manifestaciones de otros nombres Divinos.
El
viajero espiritual recibe la luz de la gloria de la esencia Divina solamente
cuando se olvida de sí mismo totalmente y no puede encontrar ningún rasgo
individualista o de su ego. “No hay nada excepto Dios”. Una persona así nunca
se puede extraviar ni puede ser seducida por Satanás, quien no pierde la
esperanza de seducir al viajero espiritual hasta que éste extingue su misma
existencia. Pero cuando entra al santuario del mundo de la divinidad después de
aniquilar su personalidad y su ego, Satanás pierde toda esperanza de seducirlo.
Un preceptor general, para ser tal, debe haber alcanzado esta etapa. De otro
modo resulta inseguro que un devoto se le someta.
No
es aconsejable para un viajero espiritual ir a la tienda y tomar de manera
impensada o al azar lo que requiere, o autosometerse a cualquier hipócrita. Por
el contrario, debería hacer una investigación completa del preceptor pensado o
propuesto. Y cuando ello no es posible, poner la confianza en Dios, comparar
las enseñanzas del preceptor con las del Santo Profeta (BPD) y la de los Imames
(P), y actuar solamente de acuerdo a lo que se conforma a lo último. Si se
procede así, se estará a salvo de los engaños de Satanás. Dice el Corán: El
(Satanás) no puede nada contra los que creen y confían en su Señor. Sólo tiene
poder contra los que traban amistad con él y asocian a El otros dioses (sûrah
An Nahl -Las Abejas-, 16:99-100).
22)
Recitación Diaria de Liturgias.
La
cantidad y el método de recitación de las liturgias depende de lo que aconseje
el preceptor. Las liturgias son como una medicina que puede ser apropiada para
unos y no en cambio para otros. Sucede a veces que un viajero espiritual
comienza más de una liturgia por propia iniciativa, las cuales a veces pueden empujarle
en unos casos hacia la unidad y en otros hacia la pluralidad. Ese choque entre
las mismas anula los efectos de ambas y las hace totalmente ineficaces. Se
puede decir que el permiso del preceptor es necesario solamente para esas
liturgias que no les está permitido recitarlas a todos. En cambio, no hay
ninguna objeción en recitar aquellas para las que ya existe un permiso general.
Los
gnósticos no dan ninguna importancia a la simple recitación de liturgias sin
prestar atención a su sentido, lo cual es mucho más importante. La simple
recitación oral no sirve para nada.
23,
24 y 25) Recuerdo, Reminiscencia, Malos Pensamientos.
Estas
tres etapas son de gran importancia para el logro del objetivo. Muchos que
fracasan en llegar a su destino se detienen en una de estas etapas o se
extravían mientras van hacia ellas. Estas etapas implican el peligro de la
idolatría, la adoración del fuego o de las estrellas y ocasionalmente la
herejía, el faraonismo, la afirmación de la encarnación, la identificación con
Dios y la negación de estar obligado a sujetarse a las normativas religiosas y
a considerar la legalidad de las cosas. Aquí trataremos resumidamente todos
estos peligros. Hablemos primero de la encarnación y la identificación con
Dios, lo cual es el peligro más grande causado por la insinuación diabólica
cuando la mente no está libre de malos pensamientos.
Mientras
el viajero espiritual no se encuentra fuera del valle de la ostentación,
después de la manifestación de los nombres o atributos Divinos, puede ser
conducido inmediatamente a creer (el Todopoderoso lo impida) que Dios ha
habitado en él. Esto es lo que se entiende por encarnación, lo cual equivale a
infidelidad y politeísmo, mientras que la creencia en la unicidad de Dios anula
todo concepto de pluralismo y considera toda existencia, en comparación con la
existencia de Dios, una simple fantasía o una simple sombra. Cuando un viajero
espiritual alcanza esta etapa, aniquila su existencia y no percibe nada
existente que no sea Dios.
Erradicación
de las insinuaciones diabólicas.
El
viajero espiritual debe tener un completo control sobre sí mismo de modo que
ningún pensamiento entre en su mente inadvertidamente y no vaya a actuar
involuntariamente. Como no es muy fácil asegurarse el grado requerido de
autocontrol, es que se dice que la erradicación de las insinuaciones es el
mejor medio de purificar el alma. Cuando el viajero espiritual llega a esta
etapa, al comienzo se encuentra abrumado por los malos pensamientos y las
insinuaciones diabólicas. Vienen a su mente ideas extrañas. A menudo piensa en
sucesos antiguos que estaban olvidados y visualiza acontecimientos imaginarios
que nunca es posible que se materialicen. En esta ocasión el viajero espiritual
debe permanecer firme y constante y debería erradicar todo pensamiento nocivo
por medio del recuerdo de Dios. En cualquier momento que venga a su mente un
pensamiento malo, debería concentrar su atención en uno de los nombres de Dios
y continuar así hasta que el pensamiento se haya desvanecido. El mejor método
para erradicar los malos pensamientos es concentrarse en los nombres Divinos.
Dice el Corán: Cuando los que practican la piedad sufren una aparición del
demonio (la aparición de un mal pensamiento que proviene de él), recuerdan a
Dios e inmediatamente ven la luz (sûrah Al ’A‘rãf -Los Lugares Elevados-,
7:201).
Sin
embargo, el tratado adjudicado al fallecido Bahrul ‘Ulûm no permite que sea
adoptado este método. Dicho tratado pone el énfasis en la necesidad de
desterrar los malos pensamientos antes de comenzar los actos de recuerdo de
Dios y dice que es extremadamente peligroso valerse de esos actos para
erradicar los malos pensamientos y las malas insinuaciones. Daremos un resumen
de los argumentos presentados por el tratado, proponiéndonos impugnarlos a
continuación.
Dice
que muchos preceptores piden a los devotos que aparten las insinuaciones por
medio del recuerdo de Dios. Obviamente, aquí “recuerdo” significa concentración
mental, no recitación de alguna liturgia. Pero este método -dice el tratado- es
muy peligroso porque el recuerdo de Dios importa en realidad contemplar al
“Amado Real” y fijar los ojos en Su belleza, lo cual no es lícito a menos que
los ojos estén cerrados para todo lo demás, porque el sentido de la dignidad
del Amado no permite que el ojo que Le observa vea además alguna otra persona o
cosa. Y quien hace esto probablemente recibirá un golpe estremecedor. Dice el
Corán: A quien se cierre a la Amonestación (al recuerdo) del Compasivo, le
asignamos un demonio que será para él compañero (sûrah Az Zujruf -El Lujo-,
43:36).
De
todos modos hay otra forma de recordar a Dios que está permitida para sacarse
de encima los malos pensamientos. De acuerdo a esa forma el devoto no debería
tener en mente la belleza del Amado. Su propósito debería ser solamente sacarse
de encima a Satanás, de la misma manera que el hombre que atrae o llama a su
querida solamente para desalentar a su rival y apartarlo. Así, si el devoto se
encuentra con cualquier pensamiento malo y descubre que es difícil librarse del
mismo, debería ocuparse en el recuerdo de Dios con el objeto de sacárselo de
encima. De todos modos, los gnósticos experimentados piden a los principiantes
que primero se saquen todos los malos pensamientos y luego emprendan el
recuerdo de Dios. Para conseguir esto le piden que fijen la mirada sobre algo
sin pestañear por un momento -podría ser sobre una piedra o una madera- y que concentren
allí su atención. Será mejor si este proceso continúa durante cuarenta días.
Mientras tanto se puede salmodiar continuamente A‘ûdhu billah (me amparo en
Dios), Astagfirullah (pido la indulgencia de Dios) y’Iîã Fa‘ãlu (Oh Activo,
Eficaz), especialmente después de los rezos de la mañana y de la tarde. Luego
de completar un período de cuarenta días, el devoto debería concentrarse por
algún tiempo en su corazón y no permitir que entre a su mente ningún otro
pensamiento malo. Si esto se repite, debería recitar asiduamente también
Astagfirullah, ’Iîã Fa’ãlu y ’Iîã Bãsitu(Supremo Dador). Cuando ha llegado a
esta etapa, se le permite al devoto que recurra al recuerdo mental, si quiere,
con el objeto de eliminar todos los malos pensamientos de una vez por todas,
porque al alcanzar la etapa del recuerdo, la reminiscencia y la contemplación,
los malos pensamientos y las insinuaciones diabólicas desaparecen
automáticamente.
Lo
mencionado es el resumen del discurso atribuido a Bahrul ‘Ulûm en el tratado
mencionado.
Como
quiera que sea, se debe comprender que este método para la erradicación de los
malos pensamientos ha sido derivado del método seguido por los Naqšbandi, una
orden sufi que está en partes de Turquía y en otros lugares. Esta orden pasó a
ser conocida con ese nombre debido a su gran preceptor, Jwãya Bahauddîn
Naqšbandi.
Pero
el mencionado no es un método aprobado por Ajund MullaHusaîn Quli Hamadani.
El
recuerdo y la reminiscencia también son partes del método integral seguido por
Hamadani y sus alumnos, pero éstos ponen un énfasis mayor en la meditación y la
contemplación. Ya hemos descrito la meditación resumidamente y ahora proponemos
mencionar algunos detalles de sus distintas etapas.
Primera
etapa.
La
primera etapa de la meditación es abstenerse de todas las cosas ilegales y
cumplir con todas las cosas obligatorias. No está permitida ninguna negligencia
o letargo.
Segunda
etapa.
El
devoto debería intensificar su meditación e intentar hacer todo lo que hace
solamente para obtener el deleite de Dios. Debería evitar cuidadosamente todo
lo que es llamado pasatiempo y diversión o chacota. Una vez que estos hábitos
están firmemente establecidos, ya no le será necesario esforzarse en ese
sentido.
Tercera
etapa.
Debería
creer y reconocer que Dios es Omnisciente y Omnipresente y que Dios, Quien
supervisa toda Su creación, le está mirando. Esta meditación debería ser
observada siempre, en todas las circunstancias.
Cuarta
etapa.
Es
un grado más alto que la tercera etapa. En este momento crítico el devoto
percibe que Dios es Omnisciente y Omnipresente. Ve la manifestación de la
belleza Divina. El Santo Profeta (BPD) insinuaba o sugería las tercera y cuarta
etapas de la meditación cuando dijo a su gran compañero Abu Dharr Gifãri:
“Adora a Dios como si Le estuvieras viendo, porque si tú no Le ves, El te ve”.
Cuando el devoto alcanza esta etapa, debería sacarse de encima los malos
pensamientos por medio de algunos actos de adoración. La ley islámica no
permite la concentración del pensamiento en algún pedazo de madera o piedra.
Supongamos que el devoto se muere mientras está concentrado en un pedazo de
madera o piedra: ¿cuál sería su respuesta a Dios?. Desde el punto de vista
religioso es recomendable sacarse de encima los malos pensamientos por medio
del arma de la reminiscencia de Dios, lo cual es en sí mismo un acto de
adoración. El camino más corto y mejor para sacarse de encima los malos
pensamientos es concentrarse en uno mismo. Este método está permitido y aprobado
por el Islam. Dice el Corán: Creyentes, preocupaos de vosotros mismos. Quien se
extravía no puede dañaros, si estáis en la buena dirección...(sûrah Al Mã’dah
-La Mesa Servida-, 5:105).
La
concentración de los pensamientos en sí mismo es el método descrito por Ajund
Mulla Husaîn Quli y ha sido adoptado siempre por sus alumnos, quienes sostienen
que el conocimiento de uno mismo conduce invariablemente al conocimiento de
Dios.
La
cadena de los maestros de la gnosis se remonta al Imam ‘Alî (P). La cantidad de
órdenes sufis que han tomado parte en la comunicación del conocimiento místico
es más de cien, pero las órdenes principales son algo más de veinticinco. Todas
estas órdenes se remontan al Imam ‘Alî (P). Casi todas ellas pertenecen a la
denominación sunnita. Solamente dos o tres son šî‘itas. Algunas de estas
órdenes se remontan a través de Ma‘rûf Karji al Imam ‘Alî ar Ridã (P) pero
nosotros no pertenecemos a ninguna de estas órdenes y seguimos las directivas
del fallecido Ajund, quien no tenía nada que ver con las mismas.
Hace
más de cien años vivía en Shustar un erudito y juez (qãdi)importante llamado
Ãga Saîîd ‘Alî Šuštari. Al igual que otros eruditos eminentes, se ocupaba de
enseñar y administrar justicia. Mucha gente lo llamaba para que le aconseje. Un
día alguien golpeó su puerta imprevistamente. Cuando Ãga Saîîd ‘Alî la abrió,
frente a ella estaba parado un tejedor. Preguntado qué quería, dijo: “El juicio
dado por ti respecto a la pertenencia de esa propiedad sobre la base de la
evidencia que se te presentó, no es correcto. Realmente esa propiedad pertenece
a un huérfano pequeño y su escritura está enterrada en tal lugar. El curso que
seguiste también es errado”. Respondió el aîatullah Šuštari: “¿Quieres decir
que mi juicio fue equivocado?”. El tejedor dijo: “Lo que he dicho es la
realidad”. Después de decir eso el tejedor se alejó. El aîatullah se quedó
pensando quién era ese hombre y en lo que le había dicho. Averiguando más
descubrió que la escritura mencionada estaba realmente enterrada en el lugar mencionado
por el tejedor y que los testimonios dados eran falsos. El aîatullah se alarmó
y se dijo a sí mismo: “Mis otros juicios también podrían haber estado
equivocados”, y se asustó. A la noche siguiente el tejedor golpeó nuevamente la
puerta y le dijo: “El curso que sigues no es el apropiado”. Lo mismo sucedió la
tercera noche. El tejedor dijo: “No pierdas el tiempo. Recoge tus efectos
hogareños, véndelos y parte para Nayaf. Haz como te he dicho y espérame dentro
de seis meses en el Wadi’us Salãm de Nayaf”. Šuštari partió para Nayaf. Apenas
llegó vio al tejedor en el Wadi’us Salãm al amanecer, como si hubiera emergido
repentinamente de la tierra. Le dio algunas instrucciones y desapareció
nuevamente. Šuštari entró a Nayaf y empezó a actuar de acuerdo a las
instrucciones del tejedor. Finalmente alcanzó una posición demasiada elevada
como para ser descrita.
El
fallecido Saîîd ‘Alî Šuštari tenía un gran respeto por el Šaîj Murtaza Ansari y
atendía sus lecciones sobre teología y jurisprudencia. El Šaîj Murtaza Ansari
también atendía las lecciones de Šuštari sobre derecho moral, una vez por
semana. Šuštari se hizo cargo de la enseñanza que impartía Ansari después de la
muerte de éste, a partir de donde la había dejado. Seis meses después también
muere Šuštari. De cualquiera manera, en ese corto período Šuštari preparó y
guió a Mulla Husaîn Quli, uno de los distinguidos alumnos de Ansari. Mulla
Husaîn Quli ya tenía algunos contactos con Šuštari y de vez en cuando le
planteaba preguntas respecto a cuestiones morales y espirituales. Cuando
Šuštari sucedió (en la enseñanza) a Ansari, envió un mensaje a Quli que decía:
“El curso que sigues actualmente es defectuoso. Intenta alcanzar posiciones más
elevadas”. Finalmente Šuštari consiguió persuadir a Quli para que siga su
método. En consecuencia, en poco tiempo Mulla Husaîn Quli se convirtió en una
sorpresa de su época en ética, conocimiento espiritual y automortificación. A
su vez Quli también preparó a algunos alumnos muy distinguidos y competentes,
cada uno de los cuales se convirtió en una estrella brillante en el cielo de la
gnosis. Sus alumnos más destacados fueron Hãyi Mirza Yawãd Ãga Malaki, Ãga
Saîîd Ahmad Karbalai Tehrani, Ãga Saîîd Muhammad Sa‘îd Habbubi y Hãyi Šaîj
Muhammad Bahãri.
Mi
preceptor fue el fallecido Hãyi Mirza ‘Alî Ãga Qãzi, quien fue alumno de Ãga
Saîîd Ahmad Karbalai. Esta es la cadena de mis preceptores que se remonta al
tejedor antes mencionado a través del fallecido Šuštari. De todos modos, no se
sabe quién era ese tejedor y de dónde adquirió su conocimiento gnóstico.
Mi
preceptor Ãga Qãzi seguía el método de conocerse a sí mismo, igual que Ajund
Mulla Husaîn Quli. Y para la erradicación de los malos pensamientos y las
insinuaciones diabólicas llamaba antes que nada a prestarse atención a sí mismo.
Sugirió que para dicho propósito el viajero espiritual debería concentrar la
atención en sí durante media hora o algo más, en un determinado momento del
día. La práctica diaria fortalecerá su corazón y erradicará los malos
pensamientos. Al mismo tiempo y gradualmente, conocerá su alma y, Dios
mediante, alcanzará su objetivo. La mayoría de los que lograron limpiar sus
mentes de malos pensamientos y finalmente recibieron la luz del conocimiento
gnóstico, alcanzaron ese objetivo a través de una de las dos maneras
siguientes: al estar leyendo el Corán le acontece una especie de distracción
súbita y se le revela que el que leía era realmente Dios; o se levantan los
velos a través de la intercesión del Imam Abu ‘Abdillah (el Imam Husaîn -P-,
nieto del Santo Profeta -BPD- del Islam), quien se ocupa especialmente de esa
tarea y de remover las barreras que obstruyen el camino a los devotos.
Dos
son las cosas especialmente provechosas para recibir la luz del conocimiento
gnóstico: a) Cubrir todas las etapas de la meditación, y b) Concentrar la
atención sobre sí mismo. Si el devoto se aplica plenamente a asegurarse estas
dos cosas, gradualmente percibirá que todo el universo, a pesar de su variedad,
procedió siempre a nutrirse de una fuente, es decir, la fuente u origen de todo
lo que sucede en el mundo. Cualquier perfección, excelencia o belleza que posea
cualquier cosa en el mundo, es un regalo que proviene de esa fuente. Todas las
cosas han recibido una parte de existencia, belleza y grandeza de acuerdo a su
capacidad. La generosidad del Generoso Absoluto es para todo, pero cada cosa
que existe recibe su parte de acuerdo a su capacidad y naturaleza.
Fuente:
Libro Luz Interior
Primera
publicación en inglés hecha por ANSARIYAN PUBLICATIONS en Qom, Irán, bajo el título
LIGHT WITHIN ME
Primera
edición en castellano, corregida y ampliada respecto a la versión inglesa.
Hecha por Editorial Jorge Luis Vallejo, Buenos Aires, Argentina.
ISBN:
987.99481.9.X
Traducido
al castellano por Abu Dharr Manzolillo
1997
-- Buenos Aires -- Argentina