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Desde este espacio los invitamos a pensar, tanto los acontecimientos políticos como las producciones filosóficas y espirituales de nuestro continente y del Mundo Islámico, más allá de los presupuestos ideológicos a partir de los cuales se construye "la realidad" desde los medios masivos de comunicación y de los que se nutren, también, las categorías de análisis de buena parte de la producción académica.

Esperamos sus aportes.

domingo, noviembre 07, 2010

Calendario Lunar Islámico


El Calendario Lunar Islámico: crisis y renacimiento

Hasan Bize

El problema del Calendario

Situación en la Antigüedad.

Antiguamente el problema del calendario islámico era de solución local. Abundaban los especialistas en astronomía en incluso los instrumentos para calcular la edad de la luna y su altura sobre el horizonte al ocaso como para definir la posible visibilidad que, siendo esperada por las predicciones, se trataba luego de avistarla concretamente para definir el comienzo del mes lunar. Y donde no se disponía de tales expertos, en pequeños poblados o en la campiña, las fechas iniciales se determinaban por la visión directa o la simple deducción por el tamaño de la porción iluminada del satélite. Dado que las comunicaciones antes eran lentas, si había diferencias en la fijación del primer día del mes entre distintas regiones, eso no provocaba controversia. Actualmente en cambio, se impone una solución global al problema pues las comunicaciones instantáneas en el mundo muestran las flagrantes diferencias en la fijación del calendario lunar como ya indicamos en la primera parte de este artículo.

De los grandes astrónomos musulmanes que se ocuparon del asunto en el pasado merecen mencionarse Al-juarizmi, Al-Battani, Al-Fargani, Abdul Rahman Al-Sufi, Al-Biruni y Nasir Al-Din Al-Tusi, quienes desarrollaron métodos diversos para predecir la observación de la luna basados principalmente en la diferencia entre el ocaso solar y el lunar, latitud geográfica, condiciones estacionales, etc. No obstante el progreso de la ciencia islámica se detuvo y en la época moderna, especialmente en el siglo XX, se abandonó la investigación sobre este asunto e incluso se olvidaron los métodos de predicción desarrollados por estos sabios de la antigüedad.

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Superioridad y ventajas del calendario lunar

El calendario de la Revelación.

El Sagrado Corán establece que el calendario debe ser lunar cuando dice: “El es Quién ha hecho al sol luminoso y a la luna luz, y determinó sus faces para que sepáis el número de los años y el cómputo” (10:5), y también: “…e (hizo) del sol y de la luna (medios de) cómputo” (6:96). Nótese que se menciona a ambas luminarias en los dos versículos pues en realidad ambas intervienen en la determinación del calendario. Hablando correctamente el calendario islámico es soli-lunar, pues las fases de la luna resultan del ángulo relativo del satélite terrestre respecto de la tierra y el sol. Otros pueblos en el pasado tuvieron calendarios absolutamente lunares, basados en la mera rotación de la luna respecto de la tierra tomando como sistema de referencia las estrellas fijas. En cuanto al occidente actual posee un calendario absolutamente solar, en donde el año se define como el período de tiempo que media entre dos pasajes del sol por un mismo punto del cielo.

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¿Por qué la insistencia en un calendario lunar? ¿Es el calendario solar más práctico? ¿Existe algún perjuicio en no seguir el calendario tradicional islámico?

La enseñanza y el mensaje del Sagrado Corán responden a la naturaleza esencial del ser humano, no son privativos de una época o circunstancia cultural. En consecuencia no se puede abandonar una de sus disposiciones y consejos como perteneciendo a una época del pasado y no teniendo incidencia en el ser humano actual. Si la Revelación sostiene que el calendario debe ser lunar es porque existe en ello un beneficio para el hombre que deberemos determinar extremando el estudio y la reflexión. En cuanto al calendario solar no es en absoluto más práctico que el lunar y, como todo sistema basado en una sola de las luminarias, es imperfecto y su cómputo debe ser retocado y ajustado periódicamente para evitar desfasajes, como luego veremos. Distinto es reconocer que, dado el predominio moderno de algunos países occidentales, y sobre todo su incidencia mundial en las transacciones económicas, se haya impuesto por consideraciones prácticas operativas el uso del calendario gregoriano en casi todos los países. En cuanto a los perjuicios que esto puede provocar es difícil decirlo, pero nos animaremos en el próximo parágrafo a trazar algunas reflexiones.

Modelo natural y accesible de todo ciclo.

El mes lunar es como un calendario dibujado en el cielo. Cada noche cualquier individuo puede conocer la fecha del mes levantando la vista y viendo la forma de la luna. Así el ciclo lunar, con su cambio concretamente visible, es un modelo perfecto de las transformaciones del mundo. Esto ha llevado a que casi todas las civilizaciones antiguas adoptaran este sistema para medir el tiempo, el más natural y accesible. Dice el Sagrado Corán: “Hemos determinado para la luna fases, hasta que se pone como la palma seca” (36:39).

Pero no sólo esto. Todas las culturas han reconocido una vinculación entre el ritmo cíclico lunar y ciertos fenómenos físicos. Por ejemplo, hay una vinculación clara y reconocida entre las fases lunares y el proceso de las mareas, algo muy importante para los pueblos costeros y marítimos. Además está comprobado también el vínculo entre diversas fases lunares y la actividad de diversas criaturas marinas (en el desove, agrupamiento, apareamiento, etc.), el conocimiento de lo cual ha servido a los pueblos pescadores.

Los pueblos campesinos y agricultores saben también que ciertas fases lunares favorecen la siembra, los injertos, etc., y se valen de ello desde hace siglos. Y todo el mundo conoce viejas tradiciones populares nada despreciables sobre el ciclo lunar y el clima. Estos pocos ejemplos nos permiten concluir, al menos, que el abandono del calendario lunar separa al hombre de una manera natural y armoniosa de considerar el tiempo. Esto nos conduce a una idea importante en el Islam y hoy desconocida en occidente: el tiempo no es todo igual. Hay en él diferencias cualitativas, y no es de la homogeneidad y uniformidad que se supone el común de la gente. Que en el transcurrir del tiempo hay momentos más importantes que otros, momentos más sagrados, es evidente de la Revelación y de la Sunna profética. Las oraciones en ciertos momentos del día, las referencias a ciertas oraciones como las más importantes (e.d.: las del alba y ocaso. Cfr. Sagrado Corán 17:78), la costumbre profética de ayunar durante los tres días de la luna llena, etc., son todos indicadores de que el tiempo esconde momentos especiales y diferentes. El mismo símbolo universal del Islam es un creciente lunar, que representa su prodigiosa expansión en todas las épocas. Es posible entonces, que, abandonando el calendario lunar en la práctica cotidiana, estemos perjudicándonos sin percibirlo, un perjuicio sutil dirán algunos, y podemos responder que, con la suma de tales sutilezas y presunciones, se tejió siempre el desvío de la humanidad.

Invariabilidad.

Contrariamente a lo que se supone el calendario lunar es extremadamente fiable pues se autocorrige y no acumula errores, pues si bien el ciclo no comprende un número exacto de días, naturalmente esto se va distribuyendo en la alternancia de meses de 29 y 30 días.

Un ejemplo de la mayor fiabilidad del calendario lunar es la determinación más precisa de las fechas históricas en las culturas que lo utilizan, lo cual se remonta a más de 5000 años. En la cultura islámica se viene utilizando este calendario desde su mismo inicio y, dada una fecha, puede conocerse con exactitud su referencia a otros sistemas. Un cambio en los pueblos occidentales que utilizan un calendario solar éste sufrió varias modificaciones por su imprecisión, la reforma juliana del 45 D.C., y luego la reforma gregoriana del año 1582, cuando se eliminaron de un plumazo diez días. Tal reforma fue puesta en práctica en los diversos países europeos con siglos de diferencias, y en algún caso en este mismo siglo, como en Rusia. Esto hace que las fechas históricas en algunos casos sean confusas y deban indicar si son anteriores o posteriores a la reforma citada y esto en cada país.

Conclusiones

Durante la mayor parte de la historia la civilización islámica utilizó el calendario lunar sin que ello menguara sus posibilidades ni sus logros. Actualmente su uso está relegado o abandonado en muchas regiones islámicas salvo para determinar las festividades, el ayuno o la peregrinación. Volver a él es no sólo posible, sino necesario habida cuenta que lo dispone la Revelación. […]

Fuente: Revista Panorama del Islam. Año VIII, Nº 65. Junio-Julio de 1991. Publicación del Centro de Estudios Islámicos. Buenos Aires, Argentina.

Digitalización: Islam Indoamericano