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Desde este espacio los invitamos a pensar, tanto los acontecimientos políticos como las producciones filosóficas y espirituales de nuestro continente y del Mundo Islámico, más allá de los presupuestos ideológicos a partir de los cuales se construye "la realidad" desde los medios masivos de comunicación y de los que se nutren, también, las categorías de análisis de buena parte de la producción académica.

Esperamos sus aportes.

martes, diciembre 14, 2010

Ashura y la representación de la desmesura







Ashura y la representación de la desmesura

En las líneas que siguen intentaremos una aproximación a la cobertura mediática que la conmemoración shií de Ashura recibe por parte de las cadenas europeo-norteamericanas. A partir de allí, procuraremos poner de manifiesto los estereotipos culturales con los que se pretende presentar a un Otro musulmán, señalando los presupuestos ideológicos que motivan dicha empresa.


Ashura y sus implicancias
La muerte de Muhammad Ibn Abdullah[1] en el año 11 de la Hégira[2] (632 D.C.), dejó a la joven comunidad musulmana dividida con respecto a la persona y a las funciones de quien debería ser reconocido como sucesor político y religioso del fallecido Profeta. No nos detendremos en las cuestiones relacionadas a la legitimidad de cada una de las partes en torno a las pretensiones sucesorias[3], simplemente señalaremos esta crisis hacia el interior de la Ummah[4] que nos permitirá comprender los trágicos acontecimientos de Ashura.
Mientras que los familiares y seguidores más próximos de Profeta sostenían que el mismo Muhammad en vida había señalado como su sucesor a ‘Ali Ibn Abi Talib (su primo y yerno), otros miembros de la Ummah afirmaban que este había fallecido sin estipular quién habría de colocarse a la cabeza de la comunidad. Mientras que para este último grupo la sucesión era sólo de índole política, para los primeros implicaba también la posesión de ciertas virtudes y cualidades piadosas que le permitían dirigir a los musulmanes tanto en el especto político como en el espiritual.
Los partidarios de ‘Ali Ibn Abi Talib(los shiíes)[5] se vieron pronto superados por las acciones de sus adversarios quienes decidieron nombrar rápidamente a Abu Bakr como nueva cabeza de la Ummah. El grupo, que había conseguido hacerse con la dirección política de la comunidad, será luego conocido como sunníes[6].

‘Ali deberá esperar veinticuatro años para poder acceder a la dirección de la comunidad, sólo para enfrentar las maniobras desestabilizadoras de sus adversarios, siendo finalmente asesinado en el año 40 de la Hégira (661 D. C. ) mientras lidiaba contra un fuerte levantamiento liderado desde Damasco. Una vez más los shiíes y la Familia del Profeta fueron no sólo marginados del poder sino, además, perseguidos y maltratados por los nuevos gobernantes de la dinastía Ummaya.

Los hijos de ‘Ali y Fátima[7], Hasan y Husain, denunciaron la usurpación del poder y las características opresivas del gobierno ummaya, adoptando distintas acciones para combatirlo. Husain, el menor de los hermanos y tercer Imam reconocidos por los shiíes[8], decide encabezar un levantamiento contra la autoridad del califa ummaya Yazid Ibn Muawiya Ibn Abi Sufian[9], “del que las fuentes históricas destacan su impiedad pública, y su afición a los banquetes y al vino”[10]. La disparidad de fuerzas estuvo clara desde un comienzo y los textos shiíes dan cuenta de la plena conciencia sobre el desenlace de los acontecimientos que tenía Husain, incluso el mismo Profeta Muhammad habría predicho el terrible destino de su nieto.

El día 10 de Muharram del año 61 del calendario islámico (680 de la era cristiana) en Karbala treinta mil hombres armados al servicio de los ummayas arremeten contra Husain, su familia y setenta y dos compañeros[11]. La sangre cubre el campamento del Imam quien es decapitado y cuyo cuerpo es objeto de las más terribles atrocidades.

Las implicancias de la tragedia de Karbala serían enormes no sólo para el shiísmo sino también para la comunidad islámica en su conjunto. El nieto amado del Profeta había sido cruelmente asesinado por un gobernante que se decía también musulmán. ‘Ali Shariatí[12] reconoce en este gesto de Husain la continuación del comportamiento de Muhammad: la negativa del Tercer Imam a aceptar dócilmente al gobierno opresor es el eco de ese “no” del Profeta frente a la decadente y politeísta sociedad mequí.[13] Cada diez de Muharram, en Ashura[14], se actualiza el recuerdo del martirio husainí, ya que, como afirma Yann Richard, “el corazón del shiísmo está ahí, en ese suplicio que es al mismo tiempo rebelión y signo de esperanza”[15]. El shií vive, desde entonces, el duelo de aquella muerte.

“Llorar por Husain – dice un indio shií – es lo que determina el precio de nuestras vidas y de nuestro espíritu; si no fuera así, seríamos las más ingratas de las criaturas. En el paraíso todavía llevaremos el duelo por Husain. Es la condición de la existencia musulmana. El duelo por Husain es la verdadera marca del Islam. Es imposible para un shií no llorar. Su corazón es la verdadera tumba del jefe de los mártires decapitados” [16]

El sexto Imam Ya’afar As Sadiq, descendiente de Husain, sostuvo en este sentido: “Todos los días son Ashura y todos los lugares son Karbala”.

El amor que profesan los shiíes por el Tercer Imam y el intento de acompañar de alguna manera el sufrimiento padecido por Husain, ha generado una serie de expresiones populares de dolor entre las que se destacan, por la amplia cobertura mediática que reciben, las sangrientas escenas de autoflagelación de los manifestantes shiíes en Ashura.

Los sabios shiíes han manifestado su enérgica condena a estas prácticas de automortificación recordando el sentido verdadero del recuerdo de Ashura. El Gran Ayatullah Jamenei, quien sucedió a Jomeini como Líder de la Revolución en Irán, sostiene al respecto que:

“Cualquier práctica que cause lesiones corporales, o que lleve a difamar la fe, es Haram[17]. En consecuencia, los creyentes tienen que mantenerse alejados de ellas. No hay duda que muchas de estas practicas deshonran la imagen de la Escuela de Pensamiento de Ahlul Bayt (P.B.)[18], lo que constituye el peor daño y pérdida” [19]

En el mismo sentido el Gran Ayatullah Sistani, otro importantísimo sabio shií contemporáneo, afirma:

“La filosofía del duelo durante ‘Ashura’ es respetar y recordar el sufrimiento del Imam Hussain (P.B.), sus compañeros, y su alzamiento en defensa del Islam y para prevenir la destrucción de la religion a manos de la dinastía Bani Umayyad. Estos ritos deben ser realizados de manera tal que, además de servir a este propósito, llame la atención de otros hacia estas elevadas metas. Entonces, aquellas acciones que son incomprensibles y que generen provoquen malentendidos, deben ser evitadas.” [20]

Si bien las manifestaciones de dolor por la muerte de Husain se repiten año tras año a lo largo del mundo shií, sólo en espacios muy limitados del mismo se registran sangrientas escenas de autoflagelación, y estas parecen estar directamente relacionadas al grado de formación de las masas shiíes. Así, cuando el gobierno indio decidió prohibir en 1977 las manifestaciones de Ashura por la virulencia de las mismas, el Imam Jomeini, desde Francia, sostuvo que “estas algaradas sangrientas cesarían el día en que los musulmanes indios estuvieran más instruidos”[21].

Representación mediática del Otro musulmán

Aunque los sabios vivos a seguir, de acuerdo al shiísmo, rechacen las acciones de automortificación, calificándolas incluso de Haram, y a pesar de que estas manifestaciones populares sanguinolentas se limitan a ciertas regiones de Asia central y al subcontinente indio, el sentimiento shií en cada nuevo aniversario de la masacre de Karbala es representado, en los medios occidentales[22], sólo a partir del espectáculo de autoflagelación colectiva. Este hecho no es casual y responde a determinados factores relacionados con la construcción del discurso que es menester analizar.

Como Laura Navarro sostiene, siguiendo los lineamientos teóricos gramscianos, las instituciones que configuran la opinión pública forman parte de “los aparatos de hegemonía (…) que permiten dirigir intelectual, moral y políticamente a una sociedad, sin necesidad de recurrir a la violencia física para obtener el consenso de la mayoría”[23]. Los medios de comunicación se revelan como uno de los pilares imprescindibles a la hora de construir, fortalecer y mantener los lineamientos fundamentales del discurso hegemónico, ocultando los intereses políticos y económicos a los que responde.

“Los medios ocupan así una posición destacada en el ámbito de las relaciones sociales, visto que es en el dominio de la comunicación donde se fijan los contornos ideológicos de orden hegemónico y se procura reducir al mínimo indispensable el espacio de la circulación de ideas alternativas y contestatarias”[24]

La conformación de un Otro musulmán en los medios masivos de comunicación no escapa a esta lógica. El exceso y la desmesura son las características constantes en las representaciones mediáticas occidentales del acontecer político y religioso de los pueblos musulmanes, y este desequilibrio pretende confirmar la irracionalidad intrínseca de un Islam con el que inevitablemente Occidente deberá enfrentarse.

“Las palabras “árabes”, “musulmán”, “Oriente se han hecho corresponder, poco a poco, con un vasto campo de significados, asociaciones y connotaciones que no se refieren necesariamente a un grupo social o a una región geográfica “real”, sino más bien a un campo semántico que rodea la palabra (…) A través de la divulgación mediática y normalización social de estas “palabras – cárceles”, se ha constituido todo un entramado cultural en el que los juicios y prejuicios se han hecho realidad y conocimiento para muchos”.[25]

Desde el triunfo de la Revolución Islámica en Irán en 1979 (y el impacto que la misma supuso para los intereses norteamericanos en la zona), el shiísmo ha sido objeto de las más ofensivas caricaturizaciones por parte de la prensa. Si el proceso iniciado por Jomeini era la muestra más clara de la “irracionalidad” y el “exceso” islámico shií en el ámbito de lo político, expresiones populares, como la de Ashura, eran las manifestaciones de estas características en el plano religioso. De allí la necesidad mediática de dar cuenta de la conmemoración de la Masacre de Karbala, haciendo hincapié en un abanico de imágenes sangrientas en las que se encuentran algunas constantes.
Como señala Navarro, las mismas muestran siempre a un conjunto de personas sin ninguna individualidad que, agrupados, exhiben “gestos irracionales de dolor, de tristeza y/o cólera”[26]. La sangre, producto de la autoflagelación, es la protagonista por excelencia de las imágenes que se distribuyen con relación a Ashura, procurando con ella sensibilizar al espectador. “Los medios – sostiene en este sentido Denis de Moraes - (…) vierten emociones que suscitan identificaciones sociales y psíquicas (…) dirigiendo puntos de vista”[27]

Debemos señalar, en este punto, que en expresiones religiosas populares de otras tradiciones religiosas, en las que también están presentes escenas de autoflagelación, encontramos un tratamiento mediático absolutamente distinto al descrito con relación a Ashura. Mencionaremos, a modo de ejemplo, a los Picaos de San Vicente de la Sonsierra (en La Rioja) y a los Empalados (de Cáceres), ambos en España. Durante el jueves y viernes de la Semana Santa católica salen los picaos

“…azotando sus espaldas con unos manojos de cordeles. Reciben su nombre del hecho de ser ‘picados’ sus hematomas y ampollas para que pueda ser evacuada la sangre embolsada por el efecto de los golpes. Esto se lleva a cabo por el prior de la cofradía de la Santa Vera Cruz, quien hace doce ‘picaduras’- en memoria de los apóstoles – con una bola de cera en la que se hallan clavadas seis puntas de vidrio.”[28]

Por su parte, en las primeras horas del Viernes Santo, en Valverde de la Vera (Cáceres) los empalados recorren las calles

“ Vestidos tan sólo con unas enaguas blancas, los pies desnudos y cubierta la cabeza con un velo, los penitentes enrollan una larga soga alrededor de su tórax; los brazos, en cruz, son igualmente arrollados en torno a un timón de arado, que presiona las vértebras del cuello. Cuelgan de los brazos unas ‘vilortas’ – anillas de hierro – engarzándose en el centro del travesaño, tras la cabeza del penitente, dos espadas cruzadas. Al término de la penitencia, los brazos, totalmente entumecidos, deben mantenerse en lo alto mientras se les dan friegas con alcohol, aunque deben pasar bastantes horas antes de que el cuerpo recobre su total oxigenación.”[29]

A pesar de la crudeza de estas expresiones, las mismas, lejos de ser presentadas como muestras de salvajismo, exceso e irracionalidad, son orgullosamente expuestas al mundo como festividades religiosas turísticamente convocantes e íntimamente ligadas a la identidad de los respectivos pueblos. [30]

Palabras finales

Hemos intentado, en las líneas precedentes, poner de manifiesto las intencionalidades políticas que orientan la construcción del discurso mediático con relación al mundo musulmán, en general, y a la conmemoración de Ashura, en particular. Coincidimos con Denis de Moraes cuando afirma que:

“el control de la información se sitúa en el vértice de estructuras de dominación que someten discrepancias políticas y diferencias culturales a las razones de mercado y a las imposiciones geopolíticas[31].

Procurando caracterizar, desde el discurso hegemónico, a un Otro político-religioso violento y peligroso, Ashura es presentada como una manifestación sangrienta y cruel, producto de una religión y unos pueblos esencialmente irracionales, y en consecuencia inferiores. Se fortalecen, así, los clásicos estereotipos orientalistas que hacen del Islam el espacio del exceso y la desmesura, lugar del desequilibrio y la amenaza. Esta lógica empobrecida no puede ser funcional más que a los agoreros del enfrentamiento inevitable entre culturas, civilizaciones o religiones. Por lo tanto, echar luz sobre los mecanismos de dominación en el ámbito de la comunicación implica también deslegitimar la base misma del discurso del miedo y el rechazo.


Ángel Horacio Molina


Bibliografía
- DE MORAES, D. Cultura mediática y poder mundial. Grupo Editor Norma, Bogotá, 2005.
- EL KHOURY, F. Las revoluciones shiíes en el Islam. Fundación Argentino Árabe, Buenos Aires, 1983.
- JALALI, A. The Massacre of Karbala. The Open School, Chicago, 1994.
- NAVARRO, L. Contra el Islam. Ed. Almuzara, España, 2008.
- RICHARD, Y. El Islam Shií. Ediciones Bellaterra, Barcelona, 2000.
- RODRIGUEZ MATEOS, J. “Tiempo de penitencia, tiempo para la sangre” en La Aventura de la Historia, Nº 6, Madrid, abril 1999.
- SHARIATÏ, A. Shiísmo rojo. Editorial Sohof, Teherán, 1991
- VITTOR, L. A. “El Islam Shi’ita: ¿ortodoxia o heterodoxia?” en EPIMELIA Revista de Estudios Sobre la Tradición, Año III, Nº 5 y 6, Buenos Aires, 1994.


Este trabajo fue presentado en el III Congreso Internacional Encuentro de Mundos: Pasajes Interculturales organizado por el Centro de Estudios Orientales de la Universidad Nacional de Rosario. Dicho Congreso fue realizado en la ciudad de Rosario (Argentina) durante los días 27, 28 y 29 de mayo de 2009.

Fuente:
Libro Electrónico III Congreso Internacional Encuentro de Mundos: Pasajes Interculturales.
Ediciones Digitales Nueva Hélade. Rosario, 2010.
ISBN: 978-987-23089-4-0


[1] Hemos decidido respetar el nombre del Profeta de Islam y no sustituirlo por el comúnmente utilizado Mahoma.
[2] Según el calendario islámico
[3] Remitimos al lector al trabajo del investigador argentino Luís Alberto Vittor, “El Islam Shi’ita: ¿ortodoxia o heterodoxia?” en EPIMELIA Revista de Estudios Sobre la Tradición, Año III, Nº 5 y 6, Buenos Aires, 1994.
[4] Comunidad islámica.
[5] Shiah significa, en árabe, partidarios o seguidores, en este caso de ‘Ali Ibn Abi Talib.
[6] Éste término será adoptado en referencia a la Sunna (dichos y acciones del Profeta) para legitimar el accionar de este grupo.
[7] Hija del Profeta Muhammad con Jadiya.
[8] Luego de ‘Ali y Hasan, Husain es reconocido como el tercer Imam shií. El Imam es no solamente el guía político sino también espiritual de la comunidad.
[9] Nótese que Yazid era hijo de Muawiya (quien se enfrentó a ‘Ali) y nieto de Abu Sufian (uno de los más encarnizados enemigos del Profeta Muhammad).
[10] RICHARD, Y. El Islam Shií. Ediciones Bellaterra, Barcelona, 2000. Página 45.
[11] Cfr. JALALI, A. The Massacre of Karbala. The Open School, Chicago, 1994.
[12] Intelectual y militante iraní asesinado en 1977 por la policía secreta del Shah.
[13] Cfr. SHARIATÏ, A. Shiísmo rojo. Editorial Sohof, Teherán, 1991.
[14] Ashura significa décimo en árabe, en referencia al día 10 de Muharram, primer mes del calendario islámico.
[15] RICHARD, Y. Op. Cit. Página 46.
[16] GOLDZIHER, I. Le dogme et la loi de l’Islam. Citado por EL KHOURY, F. en Las revoluciones shiíes en el Islam. Fundación Argentino Árabe, Buenos Aires, 1983. Página 9
[17] Haram: acto ilícito.
[18] Ahlul Bait: Gente de la Casa, en referencia a Fátima, ‘Ali, Hasan y Husain (y por extensión a los Imames de esta línea)
[19] Any practice that causes bodily harm, or leads to defaming the faith, is Haram. Accordingly, the believers have to steer clear of it. There is no doubt that many of these practices besmirch the image of Ahlul Bayt's (a.s.) School of Thought which is the worst damage and loss.” Consulta realizada al Ayatullah Jamenei y publicada en www.ezsoftech.com/mazloom/zanjeer.asp
[20] “The philosophy of mourning during 'Ashura', is to respect the symbols of religion and remember the suffering of Imam Hussain (as), his companions, and his uprising to defend Islam and prevent the destruction of the religion by Bani Umayyad dynasty. These rites must be done in such a way that in addition to serving that purpose, it draws the attention of others to these lofty goals. So those actions which are not understandable and causes misunderstanding and contempt for the religion must be avoided.” Consulta realizada al Ayatullah Sistani y publicada en www.ezsoftech.com/mazloom/zanjeer.asp
[21] RICHARD, Y. Op. Cit. Página 181.
[22] Utilizaré “Occidente” y “occidental” para referirme a Europa y los Estados Unidos.
[23] NAVARRO, L. Contra el Islam. Ed. Almuzara, España, 2008. Página 45.
[24] DE MORAES, D. Cultura mediática y poder mundial. Grupo Editor Norma, Bogotá, 2005. Página 50.
[25] NAVARRO, L. Op. Cit. Página 236.
[26] NAVARRO, L. Op. Cit. Página 234.
[27] DE MORAES, D. Op. Cit. Página 52.
[28] RODRIGUEZ MATEOS, J. “Tiempo de penitencia, tiempo para la sangre” en La Aventura de la Historia, Nº 6, Madrid, abril 1999. Página 95.
[29] Ibid. Página 95.
[30] Véase el sitio del Ayuntamiento de San Vicente de la Sonsierra: www.sanvicentedelasonsierra.org/Los-Picaos.1392.0.html y el sitio sobre turismo cultural en Cáceres: www.turismoruralcaceres.com/valverdedelavera.html
[31] DE MORAES, D. Op. Cit. Página 54.