Desde este espacio los invitamos a pensar, tanto los acontecimientos políticos como las producciones filosóficas y espirituales de nuestro continente y del Mundo Islámico, más allá de los presupuestos ideológicos a partir de los cuales se construye "la realidad" desde los medios masivos de comunicación y de los que se nutren, también, las categorías de análisis de buena parte de la producción académica.
Esperamos sus aportes.
domingo, octubre 04, 2020
jueves, diciembre 12, 2019
La ciencia religiosa según Ibn Al –‘Arif
La
ciencia religiosa según Ibn Al –‘Arif
Los verdaderos alumnos de la
ciencia religiosa (‘ilm) deben conocer tres asuntos:
Primero:
Conocer la justicia (al-inṣāf) y
llevarla a la práctica.
Segundo:
Plantear las cuestiones cuidadosamente para evitar toda ambigüedad (al-iškāl).
Tercero:
Distinguir entre las opiniones discordantes (al-jilāf) y las opiniones diferentes
(ijtilāf).
Dijo [Ibn al-‘Arīf]:
Las causas (al-asbāb)
principales del error y la enseñanza engañosa, que son el fundamento de las
opiniones desfavorables respecto a las leyes (alšarā’i‘) y las ciencias
religiosas, son diez:
Primera: Una
analogía (al-qiyās) que se opone a los hechos y a los principios (al-uṣūl).
Segunda: Una
apariencia (al-ẓāhir) que
no se corresponde con las verdaderas características (awṣāf).
Tercera:
Adoptar (al-taqlīd) las costumbres tribales (ḥukm
al-‘aṣabiyya).
Cuarta: Que el
interés básico de la filosofía (al-maṣlaḥa
al-falsafiyya) sea el bienestar mundano.
Quinta: Una
interpretación rebuscada (al-ta’wīl al-baṭinī) cuyo
significado (alma‘ nà) no es conforme al texto ni a su sentido.
Sexta: Al-takallub,
esto es, enseñar y ejercer la ciencia religiosa antes de estar preparado y
contar con los recursos necesarios (ālāt).
Séptima:
Enseñar por uno mismo (al-istibdād) la teoría (‘ilm) y la
práctica (‘amal) de la ciencia religiosa sin tener la autorización
necesaria.
Octava: El
engaño (al-talā‘ub) que consiste en relajar la práctica religiosa (rujaṣ)
imitando a quienes no se preocupan por el conocimiento ni la escrupulosidad en
la práctica.
Novena: La
precipitación (al-‘aŷala) que consiste en conformarse con las pruebas
básicas e iniciales sin llegar a sus conclusiones.
Décima: La
lentitud (al-ibṭā’) que
consiste en pedir más (al-miqdār) corrección de la necesaria en el modo
de actuar, alegando que lo pide la ciencia religiosa (adillat al-‘ulūm).
Fuente: “Miftāḥ
al-sa‘āda wa-taḥqīq ṭarīq
al-sa‘āda (La llave de la felicidad y la realización del camino de la felicidad)
de Ibn al-‘Arīf (481/1088-536/1141)”. Tesis doctoral de Ahmed Shafik Roushdy
(2010). Universidad Autónoma de Madrid, Departamento
de Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales.
jueves, febrero 21, 2019
Seminario:
Pensar el Paraíso.
La noción de "felicidad" en
la filosofía política islámica
la filosofía política islámica
Seminario en línea:
Del 18 de marzo al 19 de mayo de 2019
El seminario brindará las herramientas para comprender las coordenadas sobre las que se construye y se desarrolla el concepto de felicidad en la filosofía política islámica. Lejos de ser un tema menor, reducido al debate dentro de un pequeño círculo de pensadores, alrededor de esta idea se estructuran diversas propuestas que definen la naturaleza del ser humano, el papel de la vida comunitaria y el rol de la Ley.
A partir de la lectura de los autores musulmanes más importantes que han abordado esta temática (Al Farabi, Ibn Miskawayh, Averroes, Al Ghazali, Ibn Tufayl y Mulla Sadra), nos vincularemos con las fuentes y el léxico propio del que se nutre este debate dentro de las coordenadas propiamente islámicas, sin desconocer el diálogo con otras propuestas fuera de este espacio religioso-cultural.
Finalmente veremos de qué manera se recuperan actualmente estas nociones clásicas para pensar modelos políticos que se constituyan en alternativas a las “sociedades de consumo”.
Objetivo
Analizar las propuestas clásicas de la filosofía política islámica referidas a la adquisición (individual y colectiva) de la felicidad y su recuperación en los debates contemporáneos en el mundo islámico frente al modelo de las “sociedades de consumo”.
Programa
1) Introducción a la filosofía islámica
¿Qué entendemos por filosofía islámica? Identificación de tipos y niveles discursivos. Relación entre filosofía y política en el islam.
2) Al-Farabi: ciudad y felicidad
Aproximación a la propuesta farabiana de felicidad, influencia griega y el papel del gobernante.
3) Ibn Miskawayh: amistad y felicidad
La “amistad” y el papel del “otro” en la adquisición de la felicidad individual y colectiva en Ibn Miskawayh.
4) Averroes: filosofía y felicidad
La filosofía según el pensamiento del sabio andalusí. Filosofía y religión en la búsqueda de la felicidad. El papel de la ley.
5) Al Ghazali: mística y felicidad
Reacción de Al Ghazali frente al discurso filosófico. El conocimiento presencial frente al conocimiento discursivo.
6) Ibn Tufayl: soledad y felicidad
Naturaleza negativa del ser humano. De la felicidad deseada a la felicidad posible.
7) Mulla Sadra: pedagogía de la felicidad
El filósofo-místico, momentos de formación y su papel en la organización de la sociedad.
8) La “felicidad” hoy: los debates actuales de la filosofía política islámica
La “felicidad islámica” (en términos de renuncia y resistencia) frente a la “felicidad del consumo” del sistema capitalista mundial.
Informes e inscripción:
https://17edu.org/pensar-el-paraiso-la-nocion-de-felicidad-en-la-filosofia-politica-islamica/
17, Instituto de Estudios Críticos - México
jueves, agosto 30, 2018
Del Autoconocimiento - Shomali
Los Beneficios Del Autoconocimiento
Mohammad
Ali Shomali
Uno
de los beneficios prácticos del autoconocimiento es permitirle al ser humano
familiarizarse con sus habilidades y aptitudes. Esto resulta de gran ayuda a
una persona en su vida, impidiéndole, por ejemplo, elegir un campo de estudio o
trabajo inherentemente discorde a las habilidades que Al·lâh le otorgó.
Resulta
también de gran valor para una persona comprender que, teológicamente hablando,
no existe por sí misma. Esto es importante, desde que le ayuda a entender que
no importa cuán poderosa o elevada pueda ser su posición, existen numerosos
eventos en la vida sobre los cuales no posee control.
De
aún más importancia es el valor espiritual del autoconocimiento, en el que es
mucho menos probable que alguien que se conoce a sí mismo ceda a la arrogancia,
orgullo desmedido, y otros tales comportamientos destructivos. Quien está
íntimamente en contacto consigo mismo y con su Señor, está también mucho mejor
equipado para corregir esos aspectos de sí que pueden ser mejorados, y que
verdaderamente necesitan ser mejorados. Puede evaluar mejor las propias
debilidades y fuerzas, y ser agradecido por las bendiciones que le han tocado.
El
autoconocimiento es un método altamente efectivo de autoperfeccionamiento; se
puede incluso decir que ma‘rifat an-nafs es, de alguna manera,
similar a las terapias o mecanismos de retroalimentación (o bio-feedback)
que muchos médicos recomiendan en algunos países occidentales a los pacientes
de quienes se requiere su activa participación en el proceso curativo, o a
pacientes para quienes los modernos medicamentos no proveen una cura.
Otro
muy importante beneficio de ma‘rifat an-nafs es que el
musulmán creyente sabe que él es una creación de Al·lâh extremadamente
preciosa, y no se ve a sí mismo simplemente como otro animal con necesidades
básicas para satisfacer y por las cuales luchar.
Para
comprender mejor este punto recurriremos por un momento a un estudio más bien
filosófico.
La
mayoría de la gente parece darse cuenta instintivamente de que cada ser posee
un nivel diferente de perfección, íntimamente equivalente a esas
características inherentes del ser y que se proyectan en el plan de las cosas
en el universo. Por ejemplo, un árbol común y corriente que no da frutos,
comparado con un manzano que hace esto último además de ser lo primero, es
considerado de un estatus más bajo de perfección en el plan de las cosas.
Es
por esta razón que un manzano en un huerto, que produce suficientes hojas para
proveer abundante sombra pero que por alguna razón no da frutos, es más
probable que sea cortado y reemplazado por uno que sí dé frutos. El mismo no ha
desplegado su potencial, su nivel de perfección. En otras palabras, a pesar de
que el árbol sigue siendo útil en muchos aspectos, ha fallado en aquel aspecto
que distingue a los árboles perfectos de los menos perfectos que no dan frutos.
La
misma analogía opera cuando comparamos a los humanos con los animales. Si un
ser humano no presenta características superiores a aquellas compartidas con
los animales, como las de comer, beber, buscar confort, refugio, placer, y la
propagación de la especie, entonces ese ser humano no habrá alcanzado su
completo potencial, o perfección.
En
resumen, se puede afirmar lógicamente que el segundo beneficio más importante
de ma‘rifat an-nafs es el reconocimiento de estas
características innatas y exclusivas, permitiéndole a la persona ver claramente
qué es lo que son. Tal ser humano no se permitirá a sí mismo ser corrompido y
rebajado al nivel de los animales, habiendo comprendido su estatus en el plan
de las cosas, y a los ojos de su Señor.
Quienquiera
que descubra su verdadero valor no cometerá ningún pecado. Si realmente
comprendemos qué ser tan precioso somos, nuestro inefable alto potencial, y las
cimas a las que podemos remontarnos, entonces no nos permitiremos ser
engrilletados por el pecado, y ser bloqueados.
Tras
haber hablado de los seres humanos que han ascendido a las cimas de la
perfección, veamos ahora qué es lo que dice el hombre de Dios y Su siervo, Imam
‘Alî (a.s.) al respecto:
Los
siguientes dos hadices fueron tomados de Nahÿ al-Balâghah:
« مَنْ كَرُمَتْ عَلَيْهِ نَفْسُهُ هَانَتْ عَلَيْهِ شَهْوَتُه »
“Quien
se ve a sí mismo con dignidad, ve a sus deseos con desdén”.1
En
otras palabras, el Imam está diciendo que una vez que una persona se vuelve
consciente de sí misma, comprende qué tan preciosa es y las valiosas metas que
puede fijarse para sí misma, y sus propios deseos ya parecen ligeros,
insignificantes y de poco valor. De este modo, luchar contra la tentación se
vuelve fácil, y éste es uno de los beneficios del autoconocimiento.
El
segundo hadîz forma parte de la carta que Imam ‘Alî (a.s.)
envió a su hijo, Imam Hasan (a.s.), aconsejándole sobre asuntos importantes para
él. Las palabras son como preciosas joyas, y nosotros, los musulmanes comunes,
necesitamos escuchar y recordar tal consejo más que el Imam a quien la carta
fue dirigida:
“Hónrate
a ti mismo manteniéndote por sobre toda cosa degradante (danîiah) aun
cuando pueda conducirte hacia tus deseos, porque lo que recibirás a cambio
nunca será tan valioso como lo que tendrás que dar de ti. Y no seas siervo de
nadie, puesto que Al·lâh te ha creado libre”.2
En
el Glorioso Corán encontramos versículos que hacen referencia a las personas
que están totalmente perdidas:
﴿ وَالْعَصْرِ * إِنَّ الإِنسَانَ لَفِي خُسْرٍ * إِلاَّ الَّذِينَ
ءَامَنُوا وَعَمِلُوا الصَّالِحَاتِ وَتَوَاصَوْا بِالْحَقِّ وَتَوَاصَوْا
بِالصَّبْرِ ﴾
«¡Por
la tarde!, que el hombre está en la perdición, salvo los creyentes que
practican el bien, se aconsejan la verdad y se recomiendan la perseverancia».3
Por
lo tanto, como vemos tanto en el Glorioso Corán como en los hadices, se ha
puesto gran énfasis en el tema del autoconocimiento y en la libertad resultante
que le sucede. Desde que existen muchas buenas exégesis escritas sobre el
particular en el Glorioso Corán, aquí trataremos mayormente de proveer un
estudio meticuloso de las palabras de Imam ‘Alî (a.s.) sobre el tema.
En
la segunda Tradición, encontramos la palabra “danîiah”, que significa
“actos que inherentemente son desagradables y degradantes”. El Imam nos
advierte del grave peligro que representan tales actos para nuestra alma,
puesto que los mismos avasallan el espíritu y corrompen el alma. Nos aconseja
que estemos siempre vigilantes contra acciones que, aunque gratas,
confortables, o cómodas, son tan degradantes que uno pierde mucho, mucho más
espiritualmente que lo que gana en comodidades o placeres momentáneos.
En
la última frase del segundo hadîz, el Imam dice a su hijo y a
nosotros que la libertad del ser humano es un regalo de Al·lâh Todopoderoso
tan precioso y preciado, que cualquier acción que lleve al avasallamiento, por
grata o cómoda que pueda ser, es por lejos un mal negocio. El placer momentáneo
pasa y el penoso daño persiste.
Ahora
continuemos con otro gran beneficio del autoconocimiento. La mayoría de la
gente instintivamente se percata de que hay dos rasgos distintos en su ser: el
aspecto material, mundanal, y el aspecto espiritual; sin embargo, no entiende o
cree que el último sea incomparablemente más importante. Pero en el Islam, los
asuntos espirituales son los que valen más.
Se
puede ser un miembro enormemente productivo de la sociedad en términos
materiales, y no obstante ser considerado indigno de ser llamado un musulmán si
se es corrupto; mientras que lo opuesto es impensable en el Islam. Por lo
tanto, no es de extrañarse que en el Islam se haya enfatizado tanto respecto a
tener conciencia y precaverse de las enfermedades del espíritu. Esto se
extiende a todas las acciones, aun cuando aparentemente sean insignificantes.
Existe
una dominante idea errónea de que algunos actos no afectan adversamente el alma
porque parecen poco importantes. Pero en el Islam se nos enseña que cada acto,
cada palabra que uno pronuncia, tiene un efecto en nuestra alma y espíritu,
reafirmando la fe y purificando el espíritu, o socavando la fe y dañando el
alma.
Las
palabras pronunciadas para guiar a un alma perdida son valiosas tanto para el
orador como para la persona descarriada. Ambos se benefician de diferentes
maneras. Así, no debe haber ninguna duda entre los musulmanes creyentes que el
Islam nos enseña que cada acción, cada palabra, tiene consecuencias para
nuestro bienestar espiritual, y no deben ser descartadas como insignificantes y
triviales.
Cuando
el Noble Profeta (s.a.w.) envió a Imam ‘Alî (a.s.) al Yemen, le dijo:
“¡Oh
‘Alî! No combatas a nadie antes de invitarlo (al Islam). ¡Juro por Al·lâhque
si Él guía a una persona a través tuyo, ello será más precioso para ti que todo
sobre lo cual el sol sale y se pone!”.4
A
fin de sintetizar nuestro análisis de este beneficio, debemos señalar que se
nos ha dicho clara e inequívocamente que la dimensión más importante de nuestro
ser es el alma, y que nuestras acciones y pensamientos afectan directamente
este preciado regalo de Dios.
Algunos
pueden considerar algo extremo el hecho de que se les diga que el Islam también
nos enseña que los pensamientos también deben estar atentos a su efecto sobre
el espíritu.
Se
nos enseña también que en la mayoría de los casos por erróneos o degradantes
que nuestros pensamientos o ideas puedan ser, siempre que no actuemos en base a
ellos, no seremos reprendidos por el Señor. Pero desde que las acciones tienen
raíces en el espíritu, se advierte a los musulmanes del hecho de descartar la
importancia de tales ideas en la formación de sus vidas.
En
la Jurisprudencia Islámica, excepto en casos sumamente raros que están muy
minuciosamente definidos, no se es castigado por meros pensamientos u
opiniones. Sin embargo, desde un punto de vista ético, se debe tratar de
remover los vicios del carácter.
En
el Islam la inmensamente compleja naturaleza y educación de los seres humanos
está sujeta a dos conjuntos de normas bastante diferentes:
-
Fiqh (فِقْه), Jurisprudencia
Islámica;
-
Ajlâq (أخلاق), Ética.
Las
normas obligatorias del fiqh se ocupan de las condiciones
necesarias mínimas de la perfección humana. Para que los humanos aspiren a
nuevos y más elevados niveles de perfección, la guía divina es proporcionada en
el segundo conjunto de normas, ajlâq, que gobierna tanto el aspecto
exterior como el espiritual y nos proporciona todas las prescripciones que
necesitamos para alcanzar los más elevados niveles de perfección.
De
este modo, cada una de las dos series de reglas que gobiernan las vidas de los
musulmanes fue dispuesta para un diferente propósito. Por ejemplo, mientras que
el parloteo inútil no está prohibido en el fiqh, moralmente es
considerado un derroche de tiempo precioso y nada útil para el desarrollo
espiritual de la persona, y de este modo está prohibido en el ajlâq.
Otro
ejemplo que ayuda a esclarecer la diferencia mejor es el de “salât
al-lail”(la oración de la noche), la cual es altamente recomendada a todos
los musulmanes, y en tanto no es obligatoria en el fiqh, sí lo es
en el ajlâq, siendo la razón que, se espera que aquellos que
aspiran a nuevas cimas, y luchan por la perfección, se preparen y desarrollen
espiritualmente por medio de realizar ciertas tareas, tales como levantarse en
la majestuosa oscuridad de la noche para ofrecer sus oraciones al Señor del
Universo.
Por
lo tanto, el fiqh fundamentalmente comprende las leyes básicas
y necesarias cuya obediencia es requerida de todos los musulmanes, y es
considerado el primer paso hacia el desarrollo. Comprometerse a las leyes
del fiqh no es una difícil empresa, al igual que el mismo
Islam no es una religión dificultosa.
Sin
embargo, hay individuos que siempre observan las leyes obligatorias del fiqh,
y cuando captan una vislumbre de Luz, no desean ya nada más que volar hacia el
Resplandor. Para estas extasiadas almas, el Islam ha proporcionado el ajlâq.
Entones ellos vuelven obligatorios sobre sí mismos actos que son altamente
recomendados, o mustahabb. Además de realizar estas tareas
recomendables, obedecen otras leyes de ajlâq y tornan ilícito
para sí aquello que no está prohibido en el fiqh, pero que de una u
otra manera puede representar un obstáculo en el camino hacia la Luz, hacia la
perfección.
Por
lo tanto, puede haber pensamientos o cualidades espirituales que no estén
directamente prohibidos en el fiqh, pero que lo estén en ajlâq.
Un pensamiento o cualidad destructiva que no está prohibida en sí misma en
el fiqh es la envidia, la cual no es una falta punible en la
jurisprudencia islámica, ni tampoco seremos reprendidos por tales pensamientos
en el Más Allá, pero las acciones que resultan de la envidia pueden estar
prohibidas.
Dijo
el Noble Profeta (s.a.w.):
« إِذَا تَطَيَّرْتَ فَامْضِ وَ إِذَا ظَنَنْتَ فَلا تَقْضِ وَ
إِذَا حَسَدْتَ فَلا تَبْغ »
“Si
eres pesimista, entonces no permitas que ello te impida continuar; si eres
suspicaz respecto a alguien, no juzgues sobre esas bases, y si envidias a
alguien, no lo acoses”.5
La
envidia ha sido llamada “la prisión del alma”6, y constituye un impedimento tal
para el desarrollo espiritual de la persona que no hay lugar para ella en
el ajlâq.
Podemos
encontrar también ejemplos de pensamientos que conforman el tópico de ambos
grupos de normas que gobiernan la vida de los musulmanes. Uno de éstos,
considerado uno de los más grandes pecados que generalmente se manifiestan en
los pensamientos del ser humano, es desesperar de la ayuda de Al·lâh. Hay
muchos hadices respecto a este tema y es un pecado tan grave que es considerado
una forma de “kufr”, o incredulidad.
Existen
muchas razones para ello, y solo desde un punto de vista psicológico, tal
persona, tan extraviada en el pecado y tan desesperanzada de ser perdonada
alguna vez por el Señor, no posee incentivo práctico para resguardarse, o
resguardar a la sociedad de sus futuros delitos. Este sentimiento de
desesperación -se nos enseña en el Islam- es peor que los pecados mismos.
Incluso
en las leyes obligatorias y prácticas (fiqh), se les prohíbe
explícitamente a los musulmanes cualquier clase de pérdida de esperanza en el
perdón de Dios. Se nos dice que tales pensamientos desalentadores son una de
las armas más efectivas de Satán, quien se regocija con la imagen de un alma
perdida, desesperanzada de la misericordia y perdón de Su Señor.
A
tales personas se les dice que se arrepientan verdadera y sinceramente,
enmienden sus actos pasados lo máximo posible, y que tengan fe en que Al·lâhTodopoderoso
los perdonará.
Otro
gran pecado, que también tiene que ver mucho con el pensamiento humano, es
creerse libre de la posibilidad de que Al·lâh nos impondrá
castigo alguno por las malas acciones. Considerarse el amo maquinador, de algún
modo capacita para cometer pecados impunemente.
Encontramos
en el Glorioso Corán:
﴿ وَمَكَرُواْ وَمَكَرَ اللّهُ وَاللّهُ خَيْرُ الْمَاكِرِينَ ﴾
«Ellos
tramaron (makarû), y Dios, por su parte, tramó; y Dios es el más ducho de los
que traman».7
Por
lo tanto, se nos dice que no pensemos que estamos más allá de los alcances de
la justicia divina, y que no confabulemos ni engañemos, puesto que todo ello es
en vano.
Una
de las palabras utilizadas en el versículo es “makr”, que, cuando
es usada para el hombre, significa “artificio, trama”, pero cuando es usada en
connotación con Al·lâh Todopoderoso implica “planear un
inocente, pero sagaz comportamiento”. Un ejemplo de esto es encontrado en la
historia del intento de Quraish por acabar con la vida del Noble Profeta
(s.a.w.).
Ellos
urdieron su plan cuidadosamente de principio a fin, y con el propósito de
extender la culpa y evitar las consecuencias, enviaron a un hombre de cada clan
para llevar a cabo el asesinato. Estaban seguros de que esta confabulación
impediría a los parientes y seguidores de Muhammad (s.a.w.) declarar la guerra
a todos los clanes si acaso se encontraba a los culpables.
Pero
por la Gracia de Al·lâh, el Arcángel Gabriel reveló sus planes
al Profeta. ‘Alî (a.s.) decidió ocupar su lecho y el Profeta (s.a.w.) abandonó
la ciudad esa misma noche.
Para
concluir con nuestro análisis de este tópico, el tercer mayor beneficio del
autoconocimiento enseñado en el Islam es saber que el aspecto espiritual de
nuestro ser es el más importante, y que nuestros espíritus se ven influenciados
no solo por nuestros actos sino también por nuestras ideas. Así, debemos estar
vigilantes con respecto a nuestros pensamientos, y utilizar nuestro
conocimiento acerca de nosotros mismos para evitar las innumerables trampas del
alma.
El
cuarto beneficio del autoconocimiento es comprender que no fuimos creados al
azar. Si nos contemplamos profundamente a nosotros mismos, a nuestro ser,
llegaremos a la inevitable conclusión de que es Al·lâh Quien
creó todo, y que no pudimos haber venido a la existencia por nosotros mismos o
simplemente como resultado de la unión de nuestros padres, sin haber sido parte
de Su Plan.
Naturalmente,
el hombre está siempre en busca de una razón para su existencia, su ser, pero a
través de ma‘rifat an-nafs y contemplando la creación y las
metas que persigue la misma, nos percatamos de que cada uno de nosotros somos
únicos, con una misión en la vida. No fuimos creados por casualidad y en vano.
Armados
con este conocimiento, estaremos bien equipados para esforzarnos y llevar a
cabo el propósito de nuestra creación, para buscar el retorno a Él
incesantemente a través de los actos que son amados por Él, actos divinos que
constituyen la piedra angular de la religión y dan sentido a la vida.
El
quinto beneficio es la inmensa ayuda que recibimos al ser verdaderamente
conscientes del factor de la percepción, el cual es crítico para el proceso de
desarrollo y purificación espiritual. A través del autoconocimiento, estamos
capacitados para cultivar y desarrollar nuestra autoconciencia, nuestra
percepción; de otro modo los factores externos pueden llegar a influir sobre
nosotros de manera que no podamos controlarlos.
Una
de las características del hombre es que, en relación con las cuestiones
cambiantes y constantes, no siempre está consciente de las últimas. Esto es a
fin de que nuestra atención no esté fija y absorbida en los asuntos constantes,
y estemos, por lo tanto, capacitados para tomar las medidas necesarias ante las
nuevas cuestiones.
Al·lâh nos ha hecho de esta manera para capacitarnos a prestar atención
a nuevos asuntos; de no ser así nuestra atención estaría fijada en una sola
cosa. (Claro está, nos es posible fortalecer nuestro espíritu para poner
completa atención a más de una cosa al mismo tiempo).
Por ejemplo, cuando primero accionamos un reloj estamos conscientes del mismo, pero tras un momento perdemos conciencia de ello hasta que queremos saber la hora; o sentimos el peso de nuestras ropas al principio y luego ya no estamos conscientes de ello.
Debemos
utilizar este punto psicológico en nuestras vidas espirituales. Hay momentos en
que las mayores catástrofes pueden acontecer a nuestra alma, sin que la persona
lo advierta. Hay ejemplos de individuos que están totalmente perdidos en la
vida y ni se dan cuenta de la realidad.
Esto
puede avanzar hasta un punto de total descreencia en Dios sin que la persona
esté consciente del cambio ocurrido en sí misma, en su conciencia. Ello se debe
a que los humanos están creados de tal manera que están más atentos a los
cambios súbitos que a los sutiles. Se pueden experimentar cambios drásticos en
la creencia y todavía estos cambios no sean obvios para la persona. Un buen
ejemplo es la mentira.
La
mayoría de los humanos, especialmente en las tempranas etapas de la niñez, no
puede decir una simple mentira -especialmente si es la primera vez que se ha
entregado a tal comportamiento- sin sentirse inquietos, incómodos, y más tarde,
llenos de remordimiento.
No
obstante, cuando repiten este comportamiento, sus almas se habitúan a los
efectos, y pueden mentir, timar, y embaucar con pequeño esfuerzo o pena. Aún
peor, se puede no estar consciente en absoluto del cambio que se ha sufrido. El
autoconocimiento nos permite ver avecinarse estos cambios, dándonos la
oportunidad de corregir tales defectos del carácter, y otra vez dar pasos en el
sendero de Al·lâh.
Sin
embargo, con relación a la mayoría de las personas, solo eventos catastróficos
en sus vidas personales pueden volverlas conscientes de estos defectos del
carácter. Con aquellos armados con ma‘rifat an-nafs ello no
llega a suceder. Por medio de cuidar y prestar atención a la conciencia,
podemos llegar a percatarnos de los cambios sutiles que ocurren en la vida
interior y tomar medidas correctivas cuando sea necesario.
Al·lâh Todopoderoso nos dice en el Glorioso Corán:
﴿ ثُمَّ كَانَ عَاقِبَةَ الَّذِينَ أَسَآءُوا السُّوأَى أَن
كَذَّبُوا بِاَيَاتِ اللَّهِ وَكَانُوا بِهَا يَسْتَهْزِئُونَ ﴾
«Luego,
será la suerte de quienes cometieron la impiedad de desmentir las aleyas de
Dios y las escarnecieron».8
Por
lo tanto, son los seres humanos, dotados de conciencia y libre voluntad, los
que pueden destruirse a sí mismos, o bien alcanzar la felicidad y la paz si es
que están conscientes de sí mismos, de sus acciones, y más importante que ello,
conscientes de Dios Todopoderoso en todo momento.
El
sexto beneficio del autoconocimiento es que sirve como un medio de acceso al
mundo inmaterial o espiritual. Una vez que atravesamos las puertas encontramos
muchas cosas que, desde un punto de vista estrictamente materialista, no tienen
sentido.
Un
ejemplo de ello es la conciencia, la cual no puede ser justificada o explicada
por leyes meramente materialistas. ¡Qué maravilloso es que todos los seres
humanos, desde tiempos inmemoriales, sin importar su educación, cultura y
religión, escuchen el mismo llamado interior! La gente parece percatarse
instintivamente de lo que es correcto o de lo que constituye algo errado.
Toda persona considera a la opresión y la injusticia como algo malo, y a la justicia como algo bueno y deseable; incluso los opresores mismos desean ser tratados con justicia. Se dice que inclusive los ladrones, al momento de dividir el botín, escogen de entre ellos a quien consideran confiable para hacer ese trabajo.
A
través del autoconocimiento llegamos a entender que todas las cosas, excepto
los seres humanos, poseen una naturaleza inherente que no puede ser cambiada.
Por ejemplo, una piedra será por siempre piedra, no importa cuántos cambios
ocurran en ella cuando se producen diferentes cosas de la misma. Con los seres
humanos sucede exactamente lo contrario. A pesar de que todos nosotros
habitamos más o menos en la misma clase de cuerpo físico, poseemos diferentes
naturalezas.
Se
nos dice que en el Día del Juicio, cuando el velo sea finalmente descorrido de
enfrente de nuestros ojos, nos veremos a nosotros mismos y a los demás como
realmente somos; aflorarán nuestras verdaderas naturalezas. Leemos en el
Glorioso Corán:
﴿ يَوْمَ تُبْلَى السَّرَآئِرُ ﴾
«El
día en que sean revelados los secretos».9
Y en
la siguiente aleya:
﴿ يَوْمَ يُنفَخُ فِي الصُّورِ فَتَأْتُونَ أَفْوَاجًا ﴾
«El
día en que la trompeta sea tañida y comparezcáis en tropeles».10
De
acuerdo a los hadices, “tropeles” significa “grupos de gente y otros seres”,
agrupados según su verdadera naturaleza. Es posible que algunos aparezcan como
perros o monos. Algunos seres humanos pueden haber caído más bajo que un
insecto, mientras otros pueden haber ascendido más alto que los ángeles.
Hemos
aprendido que en el Islam, los seres humanos no son valorados de la misma
manera. Uno puede, a través de actos desdeñables, ocupar una posición por
debajo de la más baja de las especies, y viceversa, ascender más alto que los
ángeles, a los ojos de Al·lâh.
Según
otras cosmovisiones, todos los seres humanos son considerados como una misma y
única persona. Los sionistas y sus víctimas, o los serbios y sus víctimas son
considerados humanos poseedores de los mismos derechos, y ambos deben ser
respetados.
Pero
para el Islam, existen dos niveles distintos de humanidad, y por consiguiente,
dos niveles distintos de leyes, relaciones, etc.
En
primer lugar, existen leyes básicas aplicadas a todos los seres humanos,
surgidas de sus derechos básicos, sus derechos de nacimiento por haber sido
creados humanos.
El
segundo nivel de leyes es aplicado exclusivamente a los seres humanos reales,
quienes, a través de innumerables actos divinos se han elevado a un nivel
inaccesible para otros que no se han conducido a sí mismos de una manera
similar.
La
razón fundamental para esto es que la relación entre el Creador y el hombre es
una relación muy especial que otorga ciertos derechos exclusivamente a aquellos
que dan pasos en Su camino.
Un
aspecto de esta relación, aparte de las leyes, es el discernimiento que Al·lâhTodopoderoso
otorga al creyente, permitiéndole comprender la verdadera naturaleza y carácter
de las personas en la vida. Hay también algunos portentosos privilegios
concedidos a los probos que ni siquiera han sido otorgados a los ángeles.
La
razón parece ser que, si el hombre, a quien se le otorgó libre voluntad, es
sumamente recto y piadoso, se le otorgan también ciertos privilegios negados a
los ángeles. Por ejemplo, cuando el Noble Profeta (s.a.w.) ascendió a los
Cielos en la majestuosa noche del Mi‘râÿ (Ascensión), a veces
era acompañado por el Arcángel Gabriel (a.s.), pero había lugares y dimensiones
del universo que le eran negadas al arcángel, por lo que, en palabras suyas,
citadas por el Noble Profeta (s.a.w.):
« لَوْ دَنَوْتُ أَنْمُلَةً لاحْتَرَقْتُ »
“Si
yo me hubiese acercado más allá, incluso en la medida de la falange de un dedo,
me hubiese calcinado”.11
En
el Glorioso Corán leemos que cuando el Noble Profeta (s.a.w.) ascendió a los
Cielos se aproximó tanto al Señor del Universo como ningún ser creado puede
esperar hacerlo jamás:
﴿ ثُمَّ دَنَا فَتَدَلَّى * فَكَانَ قَابَ قَوْسَيْنِ أَوْ أَدْنَى
* فَأَوْحَى إِلَى عَبْدِهِ مَآ أَوْحَى ﴾
«Luego,
se le aproximó cerniéndose lentamente, hasta una distancia de dos arcos o menos
aún, y reveló a Su siervo lo que Él reveló (a Gabriel)».12
Aquí
no debemos olvidar que en el Glorioso Corán a veces Al·lâh nos
habla en forma alegórica, especialmente cuando los temas están fuera de nuestro
alcance. Por lo tanto, la distancia mencionada aquí debe ser tomada también en
el mismo tono, significando que el Noble Profeta (s.a.w.) se encontraba solo a
dos etapas de vislumbrar al Señor del Universo en toda Su Majestuosidad.
Estos
temas y otros semejantes se aprenden a través de ma‘rifat an-nafs. Es,
como mencionamos anteriormente, la puerta de entrada al mundo no-material,
metafísico.
De
este modo, hemos reseñado algunas enseñanzas islámicas relacionadas a los
valores muy divergentes de diferentes seres humanos en lo que respecta a su
Creador y entre sí. También vimos cómo el autoconocimiento ayuda a abrir las
puertas del mundo espiritual, presentando un panorama sublime a aquellos que
ingresan al mismo.
En
cuanto a aquellos que eligen una vida diferente, hundiéndose profundamente, y
ahogándose en la vorágine del pecado, el Glorioso Corán dice:
﴿ وَلَقَدْ ذَرَأْنَا لِجَهَنَّمَ كَثِيراً مِنَ الْجِنِّ
وَالإِنْسِ لَهُمْ قُلُوبٌ لاَيَفْقَهُونَ بِهَا وَلَهُمْ أَعْيُنٌ لاَيُبْصِرُونَ
بِهَا وَلَهُمْ ءَاذَانٌ لاَيَسْمَعُونَ بِهَآ اُوْلَئِكَ كَالاَنْعَامِ بَلْ هُمْ
أَضَلُّ اُوْلَئِكَ هُمُ الْغَافِلُونَ ﴾
«Hemos
creado, para el infierno, numerosos genios y humanos, que tienen mentes con las
cuales no razonan, ojos con los cuales no ven y oídos con los cuales no oyen.
Son como las bestias, pero están más desviados aún, porque son indiferentes».13
Éstos,
que permanecen totalmente abstraídos de su Señor y de sus propios aspectos
espirituales, son llamados “muertos” por el Glorioso Corán, desde que se nos
enseña que de los dos aspectos de nuestra vida, la vida física, material y la
vida espiritual, la última es mucho más superior, y está centrada en la fe y la
acción.
Para
estar verdaderamente vivos y conscientes en este mundo, en el Glorioso Corán se
nos enseña a creer en Al·lâh Todopoderoso, en Sus Palabras y
en Su último Profeta:
﴿ يَآ أَيُّهَا الَّذِينَ ءَامَنُوا اسْتَجِيبُوا لِلّهِ
وَلِلرَّسُولِ إِذَا دَعَاكُمْ لِمَا يُحْيِيكُمْ ﴾
«¡Oh
creyentes! ¡Responded a Dios y al Mensajero cuando éste os convoque a lo que os
vivifica…».14
Algunas
personas solo tienen la vida física, y por ende pueden comprender solo las
cosas materiales y físicas; otras tienen las dos, la vida material y la
espiritual, y así, pueden comprender ambas.
Dado
el inmensamente constructivo rol que la religión, como sistema para la conducta
en esta vida, puede jugar en las vidas de la gente, y la cosmovisión que la
misma presenta al creyente para guiar sus vidas, es asombroso que hoy un gran
número de gente abandone su fe.
Para
algunos, esto se debe a que sienten que perderán su “libertad” de hacer lo que
desean, que la religión de alguna manera se llevará su libertad, y que se
convertirán en esclavos, como quien dice. Bien, somos todos esclavos en cierto
modo; algunos de Dios, algunos del dinero, del poder, de los deseos, etc.
La
manera entonces de ser realmente libres, es obedecer a Al·lâh y
a Sus preceptos, y librarnos del resto de los “dioses”. No es una tarea fácil
satisfacer a muchos dioses, pero complacer a uno, especialmente cuando la misma
creencia fortalece a la persona y la exime de las limitaciones, no es una
empresa difícil.
La
persona que elige a Dios, ya no será un siervo de otros, sino que habrá
alcanzado un nivel de señorío. Vemos en los hadices que:
« العُبودِيَّةُ جَوْهَرَةٌ كُنْهُها الرُّبوبِيَّةُ »
“La
servidumbre a Dios (‘ubudîiah) es una gema cuya esencia es el señorío”.15
El
Profeta del Islam era un siervo de Al·lâh Todopoderoso por
elección. Nosotros también expresamos este sentimiento varias veces por día
durante nuestras oraciones rituales:
« أَشْهَدُ أَنَّ مُحَمَّداً عَبْدُهُ وَ رَسُولُه »
“Testimonio
que Muhammad es Su siervo y Enviado”.
Sin
embargo, este hombre aparentemente esclavizado, cambió la historia del mundo.
Al mismo tiempo que luchó exitosamente contra poderes que se oponían a Dios,
también tuvo el honor de prosternarse ante Él.
Nada
más que la libertad es la recompensa de uno cuando se elige una vida sin
religión, sin una relación con el Creador. El Glorioso Corán nos advierte:
﴿ أَرَأَيْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَاهُ أَفَاَنتَ تَكُونُ
عَلَيْهِ وَكِيلاً * أَمْ تَحْسَبُ أَنَّ أَكْثَرَهُمْ يَسْمَعُونَ أَوْ
يَعْقِلُونَ إِنْ هُمْ إِلاَّ كَالاَنْعَامِ بَلْ هُمْ أَضَلُّ سَبِيلاً ﴾
«¿No
has reparado en quien toma por divinidad a su concupiscencia? ¿Osarías ser
defensor suyo? ¿O piensas que la mayoría de ellos oye o razona? ¡Quía! Son como
las bestias, pero están (aún) más descaminados que ellas».16
﴿ ضَرَبَ اللَّهُ مَثَلاً رَجُلاً فِيهِ شُرَكَآءُ مَتَشَاكِسُونَ
وَرَجُلاً سَلَماً لِرَجُلٍ هَلْ يَسْتَوِيَانِ مَثَلاً الْحَمْدُ لِلَّهِ بَلْ
أَكْثَرُهُمْ لاَيَعْلَمُونَ ﴾
«Dios
propone un ejemplo: un hombre tiene consocios antagónicos y otro está al
servicio de un (solo) hombre. ¿Podrán equipararse? ¡Alabado sea Dios! Pero su
mayoría lo ignora».17
Hay
tres versos atribuidos a Imam ‘Alî (a.s.) con los que daremos fin a este
análisis. Es apropiado mencionarlos aquí, desde que las palabras del Imam
elocuentemente muestran la importancia del autoconocimiento:
دَواؤُكَ فِيكَ وَما تَبْصُرُ
|
وَداؤُكَ مِنْكَ وَما تَشْعُرُ
|
وَأنْتَ الْكِتابُ المُبِينُ الَّذِي
|
بِأحْرُفِهِ يَظْهَرُ الْمُضْمَرُ
|
وَتَزْعَمُ أنَّكَ جِرْمٌ صَغِيرٌ
|
وَفِيكَ انْطَوَى الْعالَمُ الأكْبَرُ
|
“La
cura está contigo, pero no la ves,
la
enfermedad es de ti, pero no estás consciente de ello.
Tú
eres el claro libro cuyas letras
hacen
manifiesto lo oculto.
¿Piensas
acaso que eres un minúsculo cuerpo
siendo
que dentro de ti está contenido el gran universo?”18
Notas
- 1. Nahÿ
al-Balâghah, Máxima nº 441.
- 2. Nahÿ
al-Balâghah, Carta nº 31.
- 3. Sûra
al-‘Asr; 103: 1-3.
- 4. Mizân
al-Hikmah, t. 10, p. 325, nº 20835.
- 5. Bihâr
al-Anwâr, t. 77, p. 153.
- 6. Mizân
al-Hikmah, t. 2, p. 422, nº 3902.
- 7. Sûra
Âl-i ‘Imrân; 3: 54.
- 8. Sûra
ar-Rûm; 30: 10.
- 9. Sûra
at-Târiq; 86: 9.
- 10. Sûra
an-Naba’; 78: 18.
- 11. Al-Asfâr
al-‘Aqlîiat al-Arba‘ah, de Sadr Ad-Dîn Shirâzî, t. 6, p. 300.
- 12. Sûra
an-Naÿm; 53: 8-10.
- 13. Sûra
al-A‘râf; 7: 179.
- 14. Sûra
al-Anfâl; 8: 24.
- 15. Mizân
al-Hikmah, t. 6, p. 13, nº 11317.
- 16. Sûra
al-Furqân; 25: 43-44.
- 17. Sûra
az-Zumar; 39: 29.
- 18. Ensân-e
Kâmel, de Shahîd Murtadâ Mutahharî, p. 203.
Fuente:
“Autoconocimiento” de Mohammad Ali Shomali
Jami‘at al-Zahra - Islamic Seminary for
Women – Qum
Traducción: Sumeia Younes
www.al-islam.org
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